Ana Márquez García, Sara Alcántara Luna, Araceli Corrales Rodríguez. Unidad de Gestión Clínica de Dermatología, Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla).
El término «vulvodinia» fue establecido por la Sociedad Internacional del Estudio de Enfermedades Vulvares (ISSVD) en 1983, definiéndolo como una «molestia vulvar crónica, caracterizada por pacientes afectadas de dolor punzante, ardor o irritación, sin que haya una patología orgánica que lo justifique». Alrededor del 8-18 % de las mujeres sufren de vulvodinia, y de ellas más del 50 % debutan antes de los 25 años y el 75 % antes de los 35 años.
La vulvodinia es, frecuente en mujeres en edad fértil, y consiste en una sensación quemante, en ocasiones francamente dolorosa, que dificulta las relaciones sexuales y que impide llevar ropa ajustada. El dolor se presenta en el 70 % de los casos, el ardor en el 64 %, dispareunia (dolor con las relaciones sexuales) en el 58 % y hormigueo en el 56 %, en cambio el picor suele estar ausente.
La vulvodinia se divide en generalizada y localizada, y estas a su vez en espontáneas, provocadas (sexual, no sexual o ambas) o mixtas. Es frecuente que, haya una depresión enmascarada, e igualmente la vulvodinia provoca una depresión reactiva muy importante, agravada por la peregrinación previa de ginecólogo en ginecólogo, que ha tratado el problema como una candidiasis vulvar sin éxito.
La causa es desconocida, aunque se han involucrado varios factores: el dolor neuropático (como manifestación de una afectación de raíces nerviosas lumbosacras, debiéndose plantear la realización de estudios de imagen para descartar lo si nos encontramos con un dolor unilateral que aumenta al sentarse), el aumento de la sensibilidad de la mucosa vulvar (en su mayoría en la zona vestibular), el mal funcionamiento de los músculos del suelo pélvico, un trastorno de la percepción general del dolor y / o diversos síndromes de dolor regional, factores genéticos, anomalías embriológicas (seno urogenital), aumento de la eliminación urinaria de oxalatos, factores hormonales como la disminución del receptor de estrógenos en un 50% y el uso de anticonceptivos hormonales combinados sintéticos, infecciones como las candidiasis y vaginosis bacterianas, dermatitis de contacto.
Las mujeres que sufren de vulvodinia son a menudo descritas como personas vulnerables, pesimistas, con sentimiento de culpa hacia su pareja, y tienden a ser hipervigilantes de su dolor, magnificar sus problemas y expresar sus miedos.
El principal problema del diagnóstico es que no existe ningún criterio objetivo. Nos tenemos que basar en:
El diagnóstico diferencial se hará con aquellos cuadros que pueden ser causa de vulvodinia, como:
Cursa con atrofia de piel y mucosa, estrechamiento de orificios, úlceras, picor y dolor vulvar crónico.
Se suele presentar como una inflamación de la mucosa vaginal con erosiones dolorosas, y en ocasiones pruriginosas.
Generalmente alérgicas o irritativas. Suele haber, grados variables de inflamación, dolor y quemazón, aunque sobre todo destaca el picor.
Dolor punzante vulvar de causa desconocida, que afecta a toda la zona vulvar, y que en ocasiones se irradia a muslos y región anal. La exploración no suele mostrar ningún hallazgo.
Contracción involuntaria de la musculatura que rodea el tercio externo de la vagina. Las pacientes con vulvodinia, con frecuencia, presentan vaginismo asociado, aunque es necesario diferenciarlo.
Es importante resaltar el hecho de que, de forma muy significativa, la vulvodinia se puede asociar a otras patologías, tales como la fibromialgia, cistitis intersticial y dolor pélvico crónico, síndrome de colon irritable, síndrome de fatiga crónica, depresión y desórdenes de estrés postraumático.
El tratamiento debe ser personalizado y va encaminado a reducir el dolor:
Es importante transmitirles a las pacientes que presentan este cuadro que el dolor es completamente real y no fruto de su imaginación.
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