La clamidia se trata de una infección generada por la bacteria Chlamydia trachomatis que se contagia a través del contacto sexual con una persona infectada.
La clamidia se puede contraer a través de relaciones sexuales anales, vaginales u orales con una persona que tenga esta infección.
También es posible la transmisión durante el parto, provocando neumonía o infección ocular en el recién nacido.
Se calcula que en todo el mundo hay unos 50 millones de casos. En España, en el año 2017, se notificaron 9.865 infecciones.
Cualquier persona sexualmente activa que no utilice preservativos en sus relaciones puede contraer la infección y puede transmitirla durante meses o años si no se trata. Por lo general, se suele dar con mayor frecuencia en adolescentes y adultos jóvenes. En España, el mayor número de infecciones por Chlamydia trachomatis se produjo en mujeres (52,1%) con una edad media en el momento del diagnóstico de 24 años, según datos de 2017.
El haber tenido la infección no genera inmunidad. Una persona que haya contraído la infección y se haya tratado, puede volver a contagiarse si mantiene relaciones sexuales no protegidas con otra persona afectada.
Esta infección no suele dar síntomas en el 75% de las mujeres y en el 50% de los hombres. Cuando los da, en ellos puede generar dolor o ardor al orinar y secreción del pene. En el caso de las mujeres, los síntomas incluyen flujo vaginal, dolor al orinar o en la parte baja del abdomen o sangrado entre períodos menstruales y después de una relación sexual. Son síntomas moderados y pueden desaparecer, por lo que hace más fácil que la infección pase desapercibida.
Tener una vida sexualmente activa antes de los 25 años, haber tenido varias parejas sexuales en el último año, no usar preservativo regularmente y tener antecedentes de infecciones de transmisión sexual.
Sí, el tratamiento recomendado es antibióticos, normalmente se prescribe doxicilina, dos dosis diarias durante siete días o azitromicina en una única dosis. Durante ese tiempo se debe evitar tener relaciones sexuales.
La infección por Chlamydia trachomatis se puede evitar utilizando preservativo de forma correcta cada vez que se mantiene una relación sexual.
En las relaciones monógamas, siempre que los dos miembros no estén infectados, no hay riesgo de infección.
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