Recuperar los cuidados de la piel

Paradójicamente, hay personas que regresan de sus vacaciones más cansados que cuando las iniciaron. Y es que, entre la ansiedad por aprovechar  el tiempo  al máximo y los muchos alicientes que se ofrecen al turista, los días de supuesto descanso acaban convirtiéndose en un verdadero ajetreo.

Debido a esta circunstancia, está siendo habitual, sobre todo para quienes disfrutan de unas vacaciones prolongadas (que cada vez son menos), el reservar los últimos días para el reposo, no tan merecido como necesario. Por el contrario, algunos que disponen únicamente de pocos días de vacaciones tienden a endosar esta modalidad de descanso a los primeros días de la vuelta al trabajo, con los efectos colaterales que este comportamiento provoca sobre el entorno laboral.

La piel también sufre con estas paradojas. Muchas personas olvidan, durante las vacaciones, hábitos y costumbres saludables, guiados por una voluntad transgresora que tiende a romper con la monotonía de las obligaciones cotidianas, Resulta habitual, en este tiempo, justificar cualquier exceso, con la excusa de que lo más importante ahora es disfrutar…, y ya se corregirán luego las “travesuras” vacacionales.

En este contexto, suele ser frecuente olvidarse de unas rutinas tan beneficiosas para el cuidado de la piel, como la hidratación, las precauciones ante la exposición solar, una dieta equilibrada y horarios regulares. Ahora es, precisamente, el momento adecuado para reparar los excesos cometidos en vacaciones y recuperar los hábitos saludables. No olvidemos que la piel guarda exacta memoria de nuestro comportamiento y lo reflejará en el futuro.

También hay que subrayar que lo más conveniente, tras las vacaciones, es visitar al dermatólogo para calibrar exactamente el alcance y la repercusión de nuestros errores y olvidos relacionados con la piel y diseñar la estrategia más eficaz para corregirlos y asegurar, de esta forma, el cuidado del órgano más extenso de nuestro cuerpo.