Cuidar la piel tras un período de excesos
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4 febrero, 2016La dermocosmética nos permite a los dermatólogos promover y mejorar la salud cutánea. Entendemos salud cutánea como el estado de bienestar, de bien funcionar de nuestra piel más allá de la ausencia de enfermedad.
La piel es un organo activo, multicelular, vascularizado y que cumple múltiples funciones.
Nuestro enfoque como dermatólogos se dirige hacia el diagnóstico y tratamiento médico-quirúrgico de las enfermedades de la piel y además hacia la promoción de la salud cutánea.
La dermatología actual tiene una visión amplia: diagnóstica y trata la piel enferma y ademas promuever la salud cutánea, desde el exterior con cosmecéuticos y desde el interior con nutricosmética.
Consideramos que la dermocosmética se utiliza con el objetivo de mejorar un “status cutáneo”. La persona presenta un tipo de piel que no puede considerarse enferma; es su piel y lo que precisa es mejorar su bienestar, su salud y de esta forma cumplir de la mejor manera posible sus funciones: barrera, defensa inmunológica, antiradicales libres, sensitiva, pigmentaria, endocrinológica, estética…
Lo primero sería identificar las causas que le generan ese disconfor. Toda decisión de prescripción es secundaria a una evaluación diagnóstica previa y a una definición de objetivos a cumplir. Ejemplos serían la deshidratación, la hipereactividad vascular o el exceso de producción de grasa. Así ocurre con la piel grasa, la piel sensible, la piel con tendencia a pigmentarse de forma irregular, envejecida, con formas muy tenues o tendencias psoriática, eczematosa…
A partir de que se identifiquen las causas del problema se establecen objetivos que serían el evitar elementos que dañen la piel, reducir o eliminar el daño celular y aumentar sus capacidades auto-defensivas.
El primer objetivo los conseguiríamos por ejemplo con los protectores solares, el segundo con los cosmecéuticos y el tercero con la nutricosmética.
Nutricosmética es inmunonutrición, describe como determinados micronutrientes, probióticos o determinados extractos de plantas que han sido estudiados con rigor científico influyen en las funciones inmunológicas de nuestra piel, en sus funciones de defensa activa, de mejora de la inflamación crónica silente o de neutralización de radicales libres.
Los estudios clínicos en humanos con el producto final son la prueba definitiva de eficacia en la nutricosmética.
En nutricosmética son especialmente importantes porque la acción de un principio activo que se administra por vía oral no tiene por qué ser la misma cuando se estudia en laboratorio o se administra a un paciente. Influye la biodisponibilidad, las dosis, los tiempos de administración, la sinergias entre distintos principios, etc. Por ello es importante el desarrollo de estudio clínicos con el producto final controlados, con grupos randomizados, evaluación a doble ciego y comparados frente a placebo.