Eugènia Agut Busquet, Jose Herrerías Moreno. Servicio de Dermatología, Corporació Sanitària Parc Taulí.
La piel seca, llamada xerosis en términos médicos, es una condición en la que la piel se muestra agrietada, áspera, rugosa, envejecida, tirante, descamativa y menos elástica.
La prevalencia de xerosis aumenta fisiológicamente con la edad, pero también puede ser una manifestación de distintas enfermedades, ya sean cutáneas o sistémicas, es decir, de la totalidad del organismo humano.
Partiendo de la base de que un síntoma es aquel señal subjetivo que ayuda a revelar una enfermedad, podemos decir que el síntoma principal de la xerosis es el prurito.
De todos modos, se debe tener en cuenta, que aunque el prurito en ausencia de una erupción cutánea evidente sea un síntoma típico de la xerosis, no significa que éste se relacione únicamente con la xerosis, ya que el prurito es un síntoma inespecífico que puede estar presente en muchas entidades.
Como ya se ha explicado en otros apartados, la parte más superficial de la piel, la epidermis, está formada por cuatro estratos (cinco en palmas y plantas) que están en constante evolución y maduración, y que a su vez, están íntimamente conectados y comunicados entre ellos y con las estructuras cutáneas subyacentes mediante moléculas y sustancias específicas, que son de cada vez mayor importancia para la comprensión de distintas patologías de la piel.
En la xerosis o sequedad cutánea, se produce una alteración tanto de los propios elementos celulares cutáneos, como de la concentración y la formación de dichas sustancias, lo que en conjunto conduce al aspecto característico de la piel seca.
En la fisiopatología de la xerosis son de especial relevancia:
El hecho de tener una piel seca viene condicionado principalmente por tres factores:
Otorgan una probabilidad más alta de desarrollar xerosis
Básicamente la edad y otras enfermedades.
Son aquellos factores ambientales, químicos y físicos que por si mismos pueden producir xerosis y que tienen especial importancia en su prevención y estabilización.
Las enfermedades pueden producir xerosis ya sea por sí mismas o como consecuencia de los fármacos prescritos para su tratamiento. Algunos ejemplos de medicamentos que producen xerosis son los retinoides, los antineoplásicos, los antiretrovirales…
Las enfermedades, a su vez, pueden ser cutáneas o sistémicas. Las enfermedades cutáneas más frecuentemente asociados con xerosis son:
Las enfermedades sistémicas más frecuentemente relacionados con xerosis son:
En el cuidado diario de la piel es básico el uso de humectantes y de jabones con un pH ácido. La alimentación variada y rica en frutas y verduras con alto contenido en vitaminas A, B, C, D y proporciona los minerales y vitaminas necesarios para un piel sana. El ejercicio físico también contribuye a tener una piel más hidratada, ya que favorece la vasodilatación con una consiguiente mejoría de la irrigación sanguínea cutánea. Es aconsejable usar prendas de ropa suaves, naturales y no ajustadas, con el fin de prever la irritación de la piel. Asimismo se deben evitar factores que envejezcan la piel, como son la exposición solar, el tabaco y el alcohol.
Conociendo los mecanismos implicados en la xerosis (detallados anteriormente), se deduce que el tratamiento de la piel seca debe actuar no sólo en la capa más externa de la piel, sino también en más profundidad, desde donde se modula el crecimiento y mantenimiento de una piel íntegra y sana. Es por eso que ahora se postula el método de tratamiento de «dentro a fuera», mediante la aplicación de productos que penetren en la piel y actúen desde su interior.
En esta línea se debe buscar un tratamiento que actúe sobre:
De igual manera, es importante interrumpir el ciclo prurito-rascado en aquellas personas con picor, para tal de evitar la continua lesión de la piel que produce el rascado.
Para el correcto equilibrio hídrico de la piel se disponen tanto de humectantes como de hidratantes. Los humectantes son sustancias que retienen o que ayudan a retener la humedad, mientras que los hidratantes son sustancias que proporcionan o que restauran el agua de la piel, desempeñando así un papel más activo. Éstos últimos siempre deberían ser administrados bajo el consejo de un especialista. Es básico aplicar estos emolientes justo al salir de la ducha sin demora, que es cuando la piel se encuentra más hidratada.
Hidrocarburos, aceites, sustancias coloidales y siliconas
Polioles, urea, factor de hidratación natural reconstituido, ácido hialurónico y dexpantenol.
En cuanto a los lípidos es importante conseguir un correcto equilibrio entre la concentración de ceramidas, colesterol y ácidos grasos esenciales.
El Dexpantenol precursor del ácido pantoténico se ha demostrado que aumenta la proliferación y migración de los fibroblastos y es por ello frecuentemente incluido en preparados tópicos.
Las propiedades de otros principios activos tales como la avena, la aloe vera, la alantoína, el ácido glicirrético, el alfabisabolol y la vitamina E también hace que dichas sustancias también sean frecuentemente incorporados en tratamientos contra la xerosis.
El dermatólogo, por ser el especialista de la piel, es quien mejor puede hacer un diagnóstico sobre la posible enfermedad subyacente a su sequedad de piel. Y por esta misma razón también es quién mejor le puede aconsejar sobre cuál es el tratamiento más adecuado para su problema.
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