Prurito
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14 febrero, 20161. Piel cabello y alteraciones psicológicas. La influencia de la depresión y el estrés
2. Enfermedades mentales. ¿cuestión de sexo?
Según estudios epidemiológicos estadounidenses1, el 31,2% de las mujeres y el 27,7% de los varones padecen una enfermedad mental. En España las cifras hablan de un 23,6% y un 15,2 % respectivamente. En conclusión, de cada 100 indivíduos, 20 tiene algún tipo de alteración mental.
3. Piel y psique. De la mano
Rubor por vergüenza, erección del vello, sudor por miedo… son los ejemplos más comunes de que en muchos casos la necesidad de atención psíquica se formula a través de síntomas o quejas somáticas, las cuales se localizan frecuentemente en la piel. Tanto es así que los pacientes con problemas dermatológicos tienen un 20 % más alteraciones psíquicas que la población en general. Además, al menos un tercio de los que acuden a los departamentos de Dermatología depende en gran medida del tratamiento de los factores emocionales. En definitiva, una enfermedad mental puede, como apunta la Dra. Aurora Guerra2, repercutir claramente en la piel. Por ejemplo, la obsesión de arrancarse el pelo o tricotilomanía es una forma de TOC (trastorno obsesivo compulsivo), de la misma forma que el que se lava las manos 50 veces al día o el que necesita abrir y cerrar una puerta al salir de casa varias veces. Pero también puede invertirse el proceso, y una enfermedad de la piel puede provocar una enfermedad mental.
4. El estrés. Protagonista
4.1. Estrés agudo
Sucede cuando un acontecimiento es percibido como una amenaza inmediata, capaz de producir una conmoción interna: la muerte de un ser querido, un divorcio, una mudanza, un accidente, o el diagnóstico de una enfermedad. Dentro de la dermatología, el estrés agudo se presente cuando el paciente descubre que tiene un melanoma, psoriasis crónica, etc.
¿Cómo repercute este tipo de estrés en la piel? Empeorando rápidamente enfermedades cutáneas como el acné, la psoriasis, la dermatitis atópica, el liquen o las úlceras bucales entre otras; en el cabello puede empeorar una alopecia areata o aparecer una caída brusca, lo que se denomina efluvio telógeno.
4.2. Estrés crónico
Se produce ante una situación de estrés mantenido. Es decir, cuando padecemos una situación agobiante de forma habitual, bien laboral, amorosa o por enfermedad.
¿Cómo repercute en la piel? Una vez aparecen este tipo de estrés puede dificultar la curación de las enfermedades mencionadas: acné, soriasis, dermatitis, liquen, etc; y puede contribuir a empeorar la alopecia, tanto masculina como femenina.
5. Depresión, un caso aparte
Alteraciones en la piel que causen depresión. Por un lado, las alteraciones cutáneas crónicas como el acné, la calvicie, la dermatitis y otras, pueden inducir a cuadros depresivos, que si aparecen durante la pubertad, pueden llevar a personalidades introspectivas y solitarias, o incluso agresivas. Si aparecen más adelante suelen producir ansiedad, inseguridad, impotencia e insomnio, afectando a su vida social, laboral, familiar y sexual. De hecho, un estudio realizado por Gupta sobre pacientes con acné encontró que el 5% habían pensado alguna vez en el suicidio.
Depresión como causante de alteraciones en la piel. Desde el punto de vista contrario, también la depre puede favorecer una visión de la propia imagen corporal anormal o provocar síntomas como los que se dan en la anorexia o la bulimia: caída del pelo, piel seca, tendencia a los hematomas, erosiones en el dorso de las manos, hiperqueratosis en los nudillos, etc. También favorece los hábitos compulsivos como la tricotilomanía (manía de arrancarse el cabello) o las excoriaciones neuróticas (lesiones) en el acné. Otros síntomas habituales de la depresión en la piel pueden ser el picor generalizado (prurito), urticaria, síndromes de púrpura psicógena (extravasación hemática o salida de sangre), de dolor sin causa aparente como la glosidinia (dolor en la lengua y la boca) y la vulvodinia (molestias en la vulva).
6. ¿Hay tratamiento?
El paciente dermatológico-psiquiátrico necesita una ayuda múltiple, que en ocasiones debe provenir de una única fuente: el dermatólogo, ya que los pacientes que llegan a él a menudo no están preparados emocionalmente para ser derivados al psiquiatra, comenta la experta. “La formación del dermatólogo en los aspectos de la psiquiatría relacionados con la piel se convierten así no ya en una opción, sino en una necesidad”.
7. Notas
- Equipo estadounidense Dessler DSM-III-R como herramienta de clasificación de las enfermedades mentales.
- “A veces, enfermedades cutáneas que no responden a los tratamientos de la forma esperada, no son otra cosa que síntomas de la depresión”, explica la Dra. Guerra.
8. Véase también
- Acné
- Calvicie o alopecia androgenética
- Dermatitis por contacto o eczema de contacto
- Liquen simple crónico y Prurigo nodular
- Melanoma
- Psoriasis
- Urticaria