Aftas recurrentes: ¿Qué se puede hacer?
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Los cosméticos en sentido amplio son productos de uso generalizado y con numerosas opciones de elección, dada la ley de oferta y demanda los cosméticos no pueden causar intolerancia de forma habitual porque, de lo contrario, no se venderían.
No obstante, la frecuencia de reacciones por cosméticos está infraestimada, ya que la mayor parte de la población cuando tiene un problema con un cosmético cambia a otro cosmético equivalente. Solamente, cuando este problema se cronifica, se consulta al médico.
El 1,2% de las consultas de dermatología general están ocasionadas por intolerancia a productos cosméticos y un 0,76% tienen alergia a alguna sustancia contenida en los cosméticos.
La intolerancia a los cosméticos se produce tanto por las sustancias activas como por los excipientes del producto. De hecho, la tolerancia a un cosmético debe evaluarse con el producto completo, no por partes.
Dentro de los principios activos que producen más frecuentemente reacciones irritativas, están las sustancias empleadas para evitar el envejecimiento cutáneo, especialmente ácidos. En las reacciones alérgicas, están involucradas fundamentalmente las fragancias.
Para mantener la estabilidad de un cosmético, es imprescindible el uso de conservantes. Si no se usaran, los productos no serían estables durante un periodo de tiempo prolongado. Siendo realistas, todos los cosméticos comercializados emplean algún conservante. Aunque existe controversia con el uso de los parabenos, en las condiciones actualmente permitidas no parecen ser más inseguros que el resto de conservantes.
La experiencia muestra que, en ocasiones, al sustituir un conservante de gran consumo por otro, aparecen problemas con el segundo, que no aparecían antes porque se usaba menos.
En la actualidad, los conservantes que más frecuentemente ocasionan dermatitis de contacto alérgicas son los derivados de la isotiazolinona.
Todos los cosméticos deben seguir un etiquetado normalizado según la agencia europea. Los cosméticos fabricados en Europa siguen adecuadamente esta normativa. Sin embargo, básicamente por motivos de patente industrial, si no es a partir de una concentración, no es obligatorio declarar todas las fragancias.
Las fragancias se emplean no solo en cosméticos, sino en muchos productos del hogar. La sensación agradable que sentimos con un cosmético se basa fundamentalmente en el empleo de fragancias. Todas las fragancias pueden teóricamente producir dermatitis de contacto, tanto por irritación por un efecto acumulativo como porque la persona se haga alérgica a ella.
Con algunas fragancias, se producen reacciones en relación con la exposición solar, por lo que como norma debemos evitar su uso y exponernos después a la luz.
La intolerancia a un cosmético puede ser un síntoma de diversas causas. La más frecuente es la dermatitis irritativa de contacto (básicamente se produce por el uso inadecuado de cremas limpiadoras), en segundo lugar, la dermatitis alérgica de contacto (alergias específicas a alguna de las moléculas que componen los cosméticos), pero no debemos olvidar que la rosácea, la dermatitis seborreica o incluso el acné pueden manifestarse con un empeoramiento del cuadro cutáneo por el uso de cosméticos inadecuados.