Un balance para la piel
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27 diciembre, 20231. ¿Qué es la sarna?
Esta enfermedad se conoce desde la antigüedad y su incidencia tiene variaciones a lo largo del tiempo, que no siguen un patrón determinado. Suelen diagnosticarse más casos en invierno. Está presente en todas las latitudes y afecta a personas de todas las edades, sexos, etnias, entornos culturales, condiciones higiénico-sanitarias y niveles socioeconómicos. Sin embargo, se producen más casos en zonas tropicales y en lugares donde hay convivencia cercana de un número elevado de personas y hacinamiento.
Es una enfermedad de transmisión comunitaria (generalmente se adquiere dentro de las familias, o en escuelas, residencias, cuarteles, centros de acogida, campamentos de refugiados…) y también de transmisión sexual, por el contacto íntimo de piel con piel que implica una relación sexual.
La transmisión se produce de humano a humano, a través del contacto personal cercano y prolongado. Se cree que hacen falta al menos 20 minutos de contacto cercano para transmitirla. Aunque el ácaro puede vivir fuera del cuerpo humano 3 días, en la sarna común, es muy infrecuente la transmisión a través de los objetos que han estado en contacto con un afectado. Sin embargo, en la variante infrecuente llamada “sarna costrosa”, en la que el afectado es portador de un número muy elevado de ácaros, el riesgo de transmisión a través de objetos es considerable.
2. ¿A quién afecta la sarna?
La enfermedad puede afectar a cualquier persona, no importa cuál sea su clase social, etnia, edad, estado de salud y situación de higiene personal. Los animales de compañía o salvajes, no se afectan por este tipo de sarna. Otras variedades de sarcoptes generan distintos tipos de sarna en otros animales, que sólo pueden afectar al hombre de forma ocasional, transitoria y autocurativa, porque el ácaro de estas variantes no completa su ciclo vital en el humano.
3. ¿Por qué pica tanto la sarna?
El ácaro Sarcoptes scabiei var hominis, penetra de manera silenciosa y excava sus madrigueras o túneles en las capas superficiales de la piel. En un periodo de entre 3 y 6 semanas, nuestro organismo reacciona contra el intruso, generando una repuesta de nuestras defensas. Esta reacción contra el ácaro es la que causa el picor intenso y las erupciones que podemos apreciar en la piel. El picor empeora por la noche, impide el descanso e induce, sin remedio, al rascado.
4. ¿Cómo se contrae la sarna?
La sarna humana, en la mayoría de los casos, se contrae por contacto cercano y prolongado con una persona que la padece.
Los dermatólogos, que ven sarna con mucha frecuencia en su actividad clínica insisten, por una parte, en que la sarna no afecta específicamente a familias pobres, niños descuidados o personas con higiene inadecuada. Por otra parte, que se contagia casi exclusivamente a través del contacto con otra persona.
La hembra grávida, pasa desde el afectado a un nuevo huésped a través del contacto cercano y prolongado piel con piel. A partir de ese momento, se inicia el proceso que conduce a la enfermedad: el ácaro excava un túnel, se alimenta de restos de la piel, excreta sus deyecciones, y pone huevos de los que nacerán nuevos ácaros. Semanas más tarde se produce la reacción inmunitaria del afectado contra el ácaro, que genera los síntomas y las manifestaciones en la piel. Hasta ese momento, el nuevo afectado, no es consciente de que padece la enfermedad y puede contagiar a otros. Esto explica la importancia de que todos los contactos cercanos de un afectado, desde un mes antes del inicio de los síntomas, hagan el tratamiento.
5. ¿Cómo se manifiesta la sarna?
El síntoma inicial y más común de la sarna es el picor, que es más intenso por la noche y con frecuencia es imposible de controlar y obliga al rascado. Los niños muy pequeños, sin el reflejo del rascado suficientemente desarrollado, pueden manifestar su molestia con irritabilidad, llanto y dificultad para dormir y alimentarse. Las personas con una inmunidad contra el ácaro disminuida, es frecuente que no sientan picor.
La erupción más habitual que acompaña a la sarna, es la presencia de pequeños granos rojos, que llamamos pápulas. La erupción más típica es el llamado “surco acarino”, una línea sinuosa, visible con el ojo humano, de 2-15mm, que corresponde al surco que el ácaro ha excavado en la epidermis, en cuyo extremo está alojado. Siendo tan característico, no es fácil observarlo, debido al rascado o a la infección por bacterias. En casos más avanzados, las pápulas se extienden, aparecen erosiones, erupciones similares a eccema, signos de infección y, en ocasiones, ampollas de contenido líquido. En el caso de la variante infrecuente costrosa, se puede manifestar con amplias zonas cubiertas de costras o descamación.
Las localizaciones más típicas son: entre los dedos de las manos, muñecas, axilas, pies, cintura, glúteos, cara interna de muslos, areola en mujeres y genitales en hombres. En casos evolucionados, toda la piel puede afectarse. La cara, la cabeza y las plantas de los pies, sólo suele afectarse en niños menores de un año o en casos de “sarna costrosa”.
Tener en cuenta las localizaciones preferentes, es muy valioso para diferenciar la sarna de otras enfermedades de la piel que también cursan con picor y erupción.
6. ¿Cuáles son las complicaciones más importantes de la sarna?
La infección bacteriana de las lesiones que la sarna ha originado en la piel, es la complicación más frecuente. Las heridas provocadas por el rascado, las condiciones higiénicas deficientes y el retardo en el tratamiento, favorecen esta complicación. En ambientes donde el acceso a la sanidad es inadecuado, esta infección bacteriana mantenida y no tratada, puede conducir a problemas de salud importantes, cómo son la enfermedad renal y cardiaca.
En casos de sarna de larga duración, la dificultad para el descanso, el picor mantenido y el estigma asociado a la enfermedad, generan complicaciones en la esfera psicológica.
7. ¿Cómo se diagnostica la sarna?
El personal sanitario que atiende a una persona con picor hará preguntas que sirvan de orientación clínica y realizará un examen detallado de la piel completa del afectado. Pondrá especial atención a los espacios entre los dedos de las manos, los genitales y las areolas mamarias.
La Alianza Internacional para el control de la Sarna (IACS son siglas de su nombre en inglés) establece la posibilidad de diagnosticar la sarna con tres niveles de seguridad: confirmada, clínica o sospechosa.
El examen visual de la piel, acompañado de los datos de historia clínica y la situación epidemiológica del entorno del paciente son suficientes, en la mayoría de los casos, para que el personal sanitario pueda establecer un diagnóstico de sarna clínica. Para facilitar ver los surcos, el sanitario que hace la exploración puede usar luz ultravioleta o tinta sobre las zonas sospechosas.
Es habitual que el médico utilice también un dispositivo de aumento provisto de diferentes fuentes de luz (dermatoscopio y otras técnicas de alta resolución) con el que puede ver mejor las estructuras del surco, incluida una porción del ácaro en su extremo. También puede visualizar el ácaro, sus heces o sus huevos, usado un microscopio convencional, en el que analiza el material obtenido del surco, bien por raspado o utilizando cinta adhesiva. La visualización del ácaro o sus productos, con cualquiera de estas técnicas, supone un diagnóstico de sarna confirmada.
Hay casos en los que las manifestaciones clínicas son atípicas, pero hay datos en el entorno del afectado o en la exploración que, aunque no permiten el diagnóstico de sarna clínica o confirmada, suponen un diagnóstico de sarna sospechosa.
8. ¿Quién corre el riesgo mayor de contraer la sarna?
Entre la población general, la sarna es más común en aquellos que tienen contacto físico estrecho y regular con numerosas personas, como sucede en los niños, las personas que viven en instituciones, como residencias de ancianos o centros de acogida, y las personas que viven en condiciones de hacinamiento, como los campamentos de refugiados.
En algunos estudios llevados a cabo en zonas tropicales de bajos recursos, los niños menores de 10 años son los más afectados. Sin embargo, en distintos estudios recientes de países europeos, los adolescentes y adultos jóvenes son la población más afectada, lo que se ha relacionado con el contagio sexual.
9. ¿Cuáles son los problemas de la sarna en pacientes ancianos?
No es infrecuente que la sarna genere brotes entre los residentes y trabajadores de instituciones de cuidado de ancianos o personas dependientes.
El cuidado diario de los residentes (vestido, higiene corporal, apoyo a la movilidad…), suponen un contacto estrecho entre cuidador y cuidado. Y la rotación de contactos estrechos con otros cuidados o cuidadores, es muy elevada. Esto favorece la diseminación de la enfermedad en el centro, en el caso de que un trabajador o residente, padezca sarna.
Por otra parte, los ancianos pueden tener envejecida su capacidad de defensa contra el ácaro. Esta característica, llamada inmunosenescencia, favorece el desarrollo de la variante llamada “sarna costrosa”. Esta variante es más contagiosa que la variante común, puesto que el afectado alberga un número elevadísimo de ácaros. También es más fácil que no se diagnostique a tiempo, ya que sus manifestaciones clínicas no se parecen a la de la sarna común. El diagnóstico y el tratamiento tardíos también favorecen la diseminación.
10. ¿Cómo acabar con la sarna?
Para acabar con un brote de sarna, debemos controlar tres frentes: el tratamiento del afectado, el tratamiento de todos sus contactos, y la descontaminación del ambiente.
La sarna puede tratarse con medicamentos aplicados sobre la piel o tomados por boca. En España, los más usados son la crema de permetrina al 5% y los comprimidos de ivermectina oral.
Tanto los tratamientos tópicos cómo el oral, se utilizan en aplicación/dosis única.
Todos ellos son insecticidas que elimina el ácaro, pero no son muy eficaces contra los huevos, por lo que debe repetirse el tratamiento, siguiendo la pauta que recomiende el médico, para actuar sobre los ácaros que hubieran nacido de los huevos. En el caso de la permetrina y la ivermectina, suele recomendarse repetir la aplicación/dosis tras 7-15 días de la primera.
Los insecticidas tampoco son eficaces contra la dermatitis y el picor que ha producido la reacción de la persona afectada contra el ácaro. Por tanto, tras un tratamiento eficaz, el picor y las erupciones, suelen tardar unas cuatro semanas en desaparecer. En ocasiones el médico puede recetar cremas hidratantes o comprimidos para ayudar a controlar estas molestias.
Una parte esencial del tratamiento es el análisis detallado de cuáles han sido las personas que han tenido contacto con el afectado en el mes anterior a empezar a notar síntomas, puesto que todos ellos, tengan síntomas o no, deben hacer el tratamiento en el mismo día, para evitar re-contagios.
La ivermectina es un medicamento oral que, en el caso de la sarna, se aconseja tomar en dosis única, dependiendo del peso corporal y con alimento graso, que aumenta su absorción. Cuando se utiliza para tratar otras enfermedades, se aconseja tomarlo en ayunas. No se ha probado su seguridad en niños menores de 15 kg o en embarazadas, por lo que, de momento, no puede usarse en estas personas.
La permetrina es un insecticida sintético, similar a los piretroides procedentes de ciertas flores. Se ha demostrado que es un medicamento seguro, indicado en niños a partir de los dos meses de edad, embarazadas y adultos. En algunos pacientes, puede producir irritación de la piel.
En ocasiones se sospecha resistencia a los medicamentos más usados y el médico recomienda contacto más prologado con los productos tópicos, repetición de ciclos, o combinación de tratamientos oral y tópico. También se usan otros productos tópicos eficaces contra la sarna, como la ivermectina tópica, el benzoato de bencilo y la vaselina azufrada. Ésta última, es la indicada en niños menores de dos meses.
Se espera que otros medicamentos, actualmente en estudio, tengan mayor facilidad de empleo, eficacia y seguridad.
Los tratamientos tópicos, siendo eficaces, no son fáciles de cumplimentar. Para que sean útiles, su modo de aplicación debe seguir una pauta muy cuidadosa. Antes de la aplicación, hay que recortarse las uñas. Tanto en adultos cómo en niños, se aconseja aplicar la crema con la persona desnuda y con ayuda, de forma que se asegure acceder bien a todas las zonas de la piel.
La crema debe cubrir la piel de todo el cuerpo, desde la mandíbula y pliegues de detrás de las orejas hasta las puntas de pies. En niños menores de un año y en casos de “sarna costrosa”, también hay que aplicar en la cabeza y la cara, evitando alrededor de ojos, orificios nasales y boca. Debe ponerse especial atención en acceder a todos los pliegues de la piel y bajo las uñas.
La crema debe estar 10-12 horas en contacto con la piel, tras las que se retira con una ducha. Si en este tiempo, la persona tratada se lava alguna parte del cuerpo (manos, zona del pañal…) debe repetir la aplicación en la zona lavada.
Se recomienda hacer descontaminación del ambiente, a pesar de que es muy difícil el contagio a través de objetos (salvo en casos de “sarna costrosa”). Se debe lavar la ropa que se haya usado la semana anterior al tratamiento, manteniéndola al menos 10 minutos a 50 grados; o meter las prendas en el congelador, al menos 5 horas a -10 grados; o meter las prendas en una bolsa cerrada donde, tras una semana sin contacto con el humano, queda descontaminada. Las superficies deben lavarse de forma habitual y, en las superficies que no pueden lavarse, usar la aspiradora, muy eficaz contra los ácaros.
11. ¿Por qué hay que tratar a todos los pacientes con sarna y a sus familiares?
El factor crítico en el tratamiento de la sarna es evitar el recontagio, que es muy posible a partir de contactos que no tienen síntomas y no se han tratado. Para que el tratamiento sea útil, el ácaro debe eliminarse en todo el núcleo de convivencia y de forma concomitante. Por tanto, deben hacer el tratamiento el mismo día todas las personas que han tenido contacto cercano con el afectado desde un mes antes del comienzo de los síntomas, ya sea sexual, familiar o laboral (en instituciones de cuidados).
12. ¿Qué puede hacer usted con respecto a la sarna?
Si usted tiene picores, de predominio nocturno, lesiones en la piel similares a las que se describen en el apartado 5 y, más aún si hay personas de su entorno con problemas similares, debe acudir cuanto antes al médico. Si se le diagnostica sarna, recuerde que esta enfermedad no refleja descuido ni falta de higiene y tiene un tratamiento eficaz, siempre que se cumpla de manera rigurosa. Debe analizar cuáles han sido sus contactos, y avisarles porque tanto usted cómo sus contactos, deben cumplir adecuadamente el tratamiento y la descontaminación ambiental.
13. ¿Qué es lo que no debe usted de hacer con respecto a la sarna?
Evite intentar curarse con remedios que no han demostrado eficacia contra el ácaro, aunque puedan calmar las molestias. Entre ellos, remedios caseros, cómo gasolina o ciertos aceites esenciales, lavados exhaustivos o con detergentes específicos, traumatizando o raspando su piel con la pretensión de eliminar el ácaro, o aplicando cremas de cortisona que enmascaran el picor y la dermatitis, pero favorecen la diseminación de la infestación. Utilice solamente los productos que le recomiende el médico y de la manera en la que le indique usarlos.
14. Véase también
- Antiparasitarios. Permetrina, Ivermectina
- Dermatitis por contacto o Eczema de contacto
- Infecciones bacterianas de la piel: Impétigo, Síndrome de la piel escaldada estafilocóccica, Foliculitis, Forúnculos y ántrax, Abscesos cutáneos, Celulitis y Erisipela
- Prurito