Patología oral II (Tumores y variantes de la normalidad)
14 febrero, 2016Pediculosis
14 febrero, 2016Patomimia o Dermatosis facticia
Carolina Vila Sava. UGC Dermatología. Hospital Universitario Virgen Macarena (Sevilla).
Dermatosis es el término utilizado para designar el conjunto de enfermedades de la piel, y “facticio/a” etimológicamente procede del latín facticius y significa artificial, no natural. Se utiliza también el término patomimia, de phatos, enfermedad, y mimos, imitación. Con estos términos los dermatólogos designamos un conjunto de trastornos de aparición infrecuente, que se caracterizan por la autoprovocación de las lesiones por parte de los enfermos de manera intencionada. La piel y el sistema nervioso se desarrollan de manera estrecha en la etapa embrionaria y se mantienen interconectados a lo largo de la vida. La dermatitis facticia es una afección con componente psiquiátrico primario que afecta de manera secundaria la piel.
Se trata por tanto, de una enfermedad cutánea derivada de un conflicto psicopatológico que la persona expresa lesionándose su piel, y a diferencia de otras dermatosis autoprovocadas, como las excoriaciones neuróticas o la tricotilomanía, el paciente niega su autoría.
Aunque puede presentarse a cualquier edad, es una patología que aparece más frecuentemente en adolescentes y adultos jóvenes, principalmente mujeres. Las lesiones son muy variadas (excoriaciones, úlceras, ampollas, costras, edemas, hematomas…) y típicamente suelen adoptar formas caprichosas, generalmente lineales o de configuración geométrica con bordes angulados o simétricos, incluso con morfología figurada (que nos recuerdan a objetos), bien delimitadas y estar localizadas en el lado contrario al lado dominante, es decir, en el hemicuerpo izquierdo en personas diestras y en áreas corporales a las que se alcanza con la mano.
En las patomimias, el paciente se produce las lesiones cutáneas para satisfacer una necesidad psicológica, lo más habitual el deseo de ser tratado médicamente. No se persigue beneficio económico (como en otro tipo de simulaciones autoprovocadas), sino que suelen responder a una “llamada de atención” a su entorno para expresar problemas internos o situaciones y vivencias estresantes, a través de su piel, ya que no son capaces de afrontarlos directamente. Similar al trastorno de Munchausen pero con afectación exclusivamente cutánea.
Realizar un diagnóstico correcto puede resultar muy complicado, ya que el paciente niega y rechaza su autoría, aunque por otro lado siendo conocedor de la misma, busca ayuda, acude al médico en busca de atención y tratamiento. El dermatólogo debe descartar primero todas las patologías posibles ya que se trata de un diagnóstico de exclusión y no existen pruebas complementarias en las que apoyarse. Una estrecha relación con nuestros pacientes, hasta tener plena confianza y conseguir que el enfermo acepte en primer lugar su condición e intente finalmente abordarla, es fundamental, ya que lo más importante en estas dermatosis después de saber reconocerlas es poder tratarlas. Y para ello, hay tratar la causa del mismo, el conflicto psicológico o estrés vital que lleva a los pacientes a autoinfligirse un daño.
La cronología de las lesiones también es importante, ya que suelen aparecer por la mañana, recidivar o empeorar en cualquier situación o cambio que conlleve estrés a los pacientes, interpretándose la lesión como un intento de comunicación no verbal. Se da mucha importancia a la actitud y apariencia del paciente ya que pequeños rasgos de personalidad y gestos en la consulta nos pueden orientar al diagnóstico (la indiferencia hacia las lesiones, a enseñarlas, la actitud respecto al médico y sus familiares).
El proyecto terapéutico también puede suponer un reto, ya que primero hay que conseguir que los pacientes admitan su participación en las lesiones, algo que suelen rechazar rotundamente, ya que ven peligrar su rol de enfermo y desconocen otra manera de expresar su conflicto interno. Sin duda lo más importante y a la vez difícil del tratamiento es el abordaje del trastorno psiquiátrico subyacente, pues para ello se requiere la valoración del paciente por parte del psiquiatra; algo que la mayoría de los pacientes con dermatosis faticia no aceptan ya que niegan su implicación, rechazan el diagnóstico cuando se les explica y mucho más ser derivados al psiquiatra.
Véase también
- Úlceras neuropáticas y endocrino-metabólicas
- Úlceras por presión
- Úlceras vasculares