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11 septiembre, 2017SÍNDROME DE SJÖGREN O SÍNDROME SECO
11 septiembre, 2017Dermatitis de contacto o Eczema de contacto
Luis Gerardo Beteta-Gorriti, Alejandro Martín-Gorgojo, Ángeles Revert-Fernández, Esperanza Jordá-Cuevas. Servicio de Dermatología, Hospital Clínico Universitario de Valencia.
El término dermatitis (o eczema) de contacto hace referencia a un trastorno inflamatorio de la piel ocasionado por el contacto de la misma con una sustancia externa. Existen 2 formas principales de dermatitis de contacto, en función de cómo se producen:
- Dermatitis de contacto irritativa (DCI).
- Dermatitis de contacto alérgica (DCA).
La dermatitis de contacto es una patología muy frecuente en las consultas de Dermatología. Puede afectar a cualquier grupo de edad, y además puede tratarse de un problema laboral, especialmente en algunas profesiones (personal de cocina, personal sanitario -médicos, enfermeras, celadores, etc.-, peluqueros, trabajado res de industria metalúrgica…).
Dermatitis de contacto irritativa
La DCI se define como una inflamación de la piel producida por el efecto directo de una sustancia externa debido a sus características físicas o químicas, sin que haya una respuesta de tipo alérgico implicada. Es la forma más frecuente de dermatitis de contacto (supone hasta un 80% de casos según algunos autores). Al no trata rse de una respuesta mediada inmunológicamente, una sola exposición al agente de sencadenante puede ser suficiente para producir la reacción.
Las manifestaciones clínicas de la DCI son ocasionadas por propiedades inherentes a la sustancia desencadenante, entre las que se encuentran: concentración, pH, temperatura, grado de humedad y tiempo de exposición. Además, el daño ocasionado a la barrera cutánea por este mecanismo puede hacer que la persona afectada tenga más riesgo de sensibilizarse (hacerse alérgico) a algunas sustancias, por lo que cabe la posibilidad de que el cuadro pueda complicarse con una DCA.
Algunas de las sustancias más frecuentemente implicadas incluyen agentes abrasivos, limpiadores, oxidantes y reductores, enzimas de origen animal y vegetal, y polvos secantes. La DCI no ocurre en todas las personas por igual: ciertas personas, sobre todo las que presentan alguna alteración cutánea previa como la dermatitis atópica, pueden verse más afectadas.
Clínicamente, la DCI se suele manifestar en forma de eritema (rojez) y vesículas/descamación, y en casos más graves con engrosamiento cutáneo y fisuración, generalmente limitado a las zonas que contactan con el agente desencadenante. Es frecuente que asocie una sensación de quemazón o dolor (sin que exista normalmente sensación de prurito o picor), y los síntomas pueden iniciarse inmediatamente tras la exposición o tras un lapso mayor de tiempo.
El diagnóstico de la DCI se basará en la exploración física y en una historia clínica completa, investigando los posibles factores desencadenantes. En muchos casos, dada su similitud con la DCA, puede ser necesaria la realización de un estudio mediante pruebas específicas (normalmente pruebas epicutáneas o del parche) para descartar este diagnóstico.
El tratamiento de la DCI se basará en reconocer y evitar los factores desencadenantes de este proceso (en el hogar, trabajo o actividades personales), la utilización de medidas de protección como guantes y ropa específica, y la utilización de cremas barrera, además de ungüentos y cremas hidratantes para ayudar a restablecer la integridad cutánea. En algunos casos, puede estar indicado iniciar tratamiento tópico con corticoides u otros medicamentos.
Dermatitis de contacto alérgica (DCA)
La DCA es una inflamación mediada por el sistema inmune (a través de una respuesta alérgica –o de hipersensibilidad tipo IV de Gel y Coombs–) que resulta del contacto de un alérgeno con la piel –repetido, y tras pasar un tiempo de latencia variable–. Una vez que una persona se ha hecho alérgica a una sustancia, lo será para toda la vida, de modo que la presencia de pequeñas concentraciones del alérgeno puede iniciar los síntomas.
Clínicamente, se puede presentar de tres formas:
- Aguda: Eritema (rojez), edema (hinchazón) y lesiones pápulo-vesiculosas, junto con importante prurito.
- Subaguda: Eritema y descamación, acompañados también típicamente de prurito intenso.
- Crónica: Predominio de placas liquenificadas, con fisuración que puede ser dolorosa y es más difícil de distinguir de la DCI.
En general las lesiones se iniciarán en las zonas de contacto del alérgeno con la piel, aunque posteriormente pueden superar estos límites, siendo este un dato importante en la historia clínica para el diagnóstico y la valoración de cualquier sustancia como posible causa.
El diagnóstico de la DCI se basa en una historia clínica completa, haciendo énfasis en las posibles sustancias desencadenantes con las la persona afecta toma contacto en su vida diario. La confirmación del diagnóstico e identificación de la sustancia implicada se llevará a cabo mediante la realización de pruebas epicutáneas.
Las pruebas epicutáneas representan un método diagnóstico realizado por el dermatólogo o alergólogo que consiste en aplicar pequeñas cantidades –estandarizadas- de las sustancias más frecuentemente implicadas en DCA y de las que se sospeche que puedan estar en relación con el cuadro (tras la realización de una serie de preguntas dirigidas). Dichas sustancias (o alérgenos) se aplican generalmente en la espalda del paciente en oclusión (tapadas), y han de permanecer en contacto sin destapar durante 48 horas, momento en el que se retiran los parches y se realiza una primera lectura, que se repetirá a las 96 horas de haber colocado los parches. La prueba será positiva si se desencadena una reacción alérgica en la zona de contacto de los alérgenos, que se manifestará por la presencia de eritema, edema o vesiculación. Si las pruebas epicutáneas nos dan un resultado positivo habrá que valorar la relevancia clínica real de esta respuesta teniendo en cuenta el proceso por el que el paciente nos consulta. Así, por ejemplo, una respuesta positiva a dicromato potásico (producto empleado en la industria del cuero) podría tener una relevancia clínica clara en un paciente queconsulte por una dermatitis localizada en el dorso de pies tras la utilización de zapatos de cuero.
A la hora de tratar una DCA, es fundamental evitar el contacto con el alérgeno, sus fuentes y otras sustancias que puedan desencadenar reacciones cruzadas que pueda haber con productos similares. La utilización de tratamiento tópico o sistémico será pautado de manera individualizada si fuera preciso por el médico que analice los resultados del estudio efectuado para confirmar e identificar el agente responsable de la alergia de contacto.
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