Láser dermatológico según problema cutáneo
4 febrero, 2016Tratamiento de ojeras
4 febrero, 2016Actualmente pensar en dermatología no es sólo pensar en enfermedades de la piel y el pelo. El dermatólogo del siglo XXI es también el médico especialista en el rejuvenecimiento facial no quirúrgico.
El rejuvenecimiento facial no quirúrgico se basa en evaluar la piel de una forma tridimensional y en obtener mediante la selección del arsenal terapéutico con el que cuenta el dermatólogo aquellas técnicas que precisa nuestro paciente con los objetivos de obtener salud cutánea, naturalidad y equilibrio estético: combinación de láser y tecnologías basadas en la luz, rellenos, estimuladores dérmicos, toxina botulínica, suturas de tensado, peelings químicos de distinta profundidad, radiofrecuencia, mesoterapia, cosméticos de acción farmacológica (cosmecéuticos). . .
El dermatólogo tiene una visión clara y definida de lo que es rejuvenecimiento facial.
Rejuvenecimiento facial es naturalidad. No convertir a la persona que se trata en alguien que no fue. Se pueden eliminar lesiones, quitar manchas, arrugas, mejorar la piel, luchar contra la flacidez… pero no cambiar el rostro. Nos gusta explicar que la persona mantiene su edad pero mejora su aspecto y elimina “lo que no tenía”. Quitar años es una frase publicitaria no real. Los años embellecen si se sabe cómo.
Rejuvenecimiento facial es no olvidar que el aspecto estético es secundario al médico. La piel envejece en un proceso dinámico observándose con frecuencia lesiones premalignas junto a alteraciones estéticas. En muchas personas clarificar el momento en que sus lesiones estéticas pasaron a tener repercusión médica no es posible. No confundir una mancha atípica, un melanoma incipiente, infravalorar un basocelular o magnificar la importancia de un a lesión benigna es para el prioritario. Un dermatólogo piensa como médico especialista; primero diagnostica y luego plantea las opciones de tratamiento.
Rejuvenecimiento facial es abordar las tres dimensiones faciales con equilibrio estético.
- La primera dimensión tiene que ver con la salud cutánea. Por salud cutánea entendemos que la piel cumple adecuadamente sus funcionas gracias a la correcta actividad de sus células. La piel se en cuentra bien hidratada (porque todas sus células se renuevan adecuadamente, evitando la pérdidas inadecuadas de agua) y donde sus glándulas producen una adecuada secreción protectora. Es luminosa, reflejando la luz de forma regular (porque sus capas superficiales se compactan y evitan agresiones físicas o químicas así como absorciones inadecuadas de sustancias). No se observa signos de inflamación, ni actividad sebácea anormal. Está homogéneamente pigmentada por la correcta actividad de sus melanocitos y densa por la activa función de las células de su dermis. La piel sana está, evidentemente, ausente de los cientos, miles de enfermedades dermatológicas de las que se puede ver afecta.
- La segunda dimensión tiene que ver con la mejora de las arrugas dinámicas que son las que aparecen cuando gesticulamos y nos expresamos y que con el tiempo ya se observan en reposo (patas de gallo, entrecejo y frente), así como el fortalecimiento de los músculos que “ascienden” nuestra cara. Esta segunda dimensión incluye los surcos que se forman por los desplazamientos de los compartimentos grasos superficiales.
- La tercera dimensión engloba los cambios de volumen observados con el paso del tiempo, secundarios a las variaciones individuales de los compartimentos grasos profundos de nuestra cara y que son parte muy importante del descenso facial. La flacidez es el otro importante signos que nos debemos plantear tratar cuando abordamos esta dimensión.
¿Sabía que los cambios que el principal responsable de las alteraciones que observamos en la primera dimensión es el sol y que es la herencia la que genera los cambios en la segunda y tercera dimensión?
“nos arrugamos y presentamos una flacidez similar a como le han ocurrido a nuestros mayores”
Por último el dermatólogo es selectivo y crítico ante la avalancha de técnicas innovadoras que a diario aparecen. Es asesor de sus pacientes, ofreciendo las mejores y más seguras opciones existentes. Gran parte de las “técnicas nuevas”, desaparecen por su ineficacia o inseguridad en el tiempo.
En conclusión, para toda persona interesada, rejuvenecer desde la dermatología es la mejor elección por la visión que el dermatólogo tiene de la importancia de la salud cutánea, naturalidad de resultados acorde a la edad y equilibrio estético.