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18 febrero, 2020No sólo hay que cuidar de la piel cuando estamos despiertos.
También el sueño juega un importante papel para el bienestar del órgano más extenso de nuestro cuerpo.
La falta de sueño, muchas veces provocada por el exceso de estímulos (especialmente visuales), tan abundantes en la sociedad de la comunicación y el consumo, tiene importantes efectos nocivos sobre la piel. Este déficit altera la normal regulación, influyendo en la secreción de melanina y cortisol. Además, provoca una situación de estrés, con lo que se reactivan patologías dermatológicas, en grados relacionados con la sensibilidad de la piel. La falta aguda de sueño altera la barrera cutánea y es un factor que incentiva el envejecimiento prematuro.
Muchas personas identifican a las ojeras como el síntoma revelador del insomnio. Sin embargo, esta afección tiene un efecto multifactorial, en el que cabe desde el exceso de melanina hasta una dilatación de los capilares próximos.
La concentración de fechas festivas, propias de las celebraciones, incentiva los excesos, desde los alimentarios hasta la prolongación de jornadas que se restan a las necesarias horas de sueño.
Hay que subrayar que el divertirse no debe incluir necesariamente actos que perjudiquen a nuestro organismo, que guardará memoria de ellos a lo largo de la vida.
Como última recomendación, también es importante mantener una postura, durante el sueño, que no favorezca la formación de pliegues y arrugar en nuestra piel.
Resulta muy conveniente consultar al dermatólogo sobre prácticas y materiales que puedan contribuir a una relajación e hidratación beneficiosas para nuestra piel durante las horas de sueño.