Cada vez más preocupados con la dermatitis atópica
14 febrero, 2020El sueño y la piel
17 febrero, 2020Pocas enfermedades dermatológicas plantean campos de investigación tan amplios y apasionantes como la psoriasis.
Además, se trata de una patología de alta incidencia, ya que se calcula existen en torno a 125 millones de afectados en todo el mundo, de los cuales un millón se ubica en España.
Estas circunstancias justifican el esfuerzo realizado en los últimos años, que se ha traducido en la obtención de fármacos y tratamientos más eficaces y, junto a ello, en una nueva visión en el abordaje de la enfermedad, que acentúa la relación entre médico y paciente y facilita una beneficiosa personalización en relación con los objetivos consensuados entre ambos.
Esta colaboración resulta especialmente útil, si se tiene en cuenta la importante imbricación de la psoriasis en el ámbito de las relaciones personales, sociales, laborales o sexuales, además del impacto psicológico.
Estas asociaciones pueden originar consecuencias y trastornos (episodios de ansiedad, aislamiento social, artritis psoriásica o sobre peso) más importantes que la propia enfermedad.
Aunque la psoriasis no tiene cura, los nuevos fármacos abren la posibilidad de reducir sus síntomas, lo que supone una contribución sustancial para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Además, al existir actualmente una reserva de medicamentos de alta y probada eficacia, el dermatólogo tiene la opción de ajustar los tratamientos en función de la percepción de las necesidades y del alivio de los efectos por parte de los afectados.
En la práctica, la estrecha colaboración entre médico y paciente viene a facilitar una especie de “tratamientos a la carta”, sumamente beneficiosos, ya que refuerzan la confianza y el optimismo del enfermo, tan importantes en el abordaje de una patología con fuertes implicaciones psicológicas.
El riesgo de una enfermedad incapacitante se está transformando en una práctica normalidad diaria, gracias al control de los síntomas (especialmente el enrojecimiento de la piel o la reducción de brotes) que más atormentan a los afectados por psoriasis.