Investigadores en EEUU logran regenerar la piel en ratones
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17 septiembre, 2018Una vez concluidas las vacaciones de verano, es hora de volver a las rutinas del trabajo y las preocupaciones cotidianas, aparcadas durante el periodo de descanso.
También es el momento de reparar los daños que la exposición al sol, los excesos o la relajación en los cuidados habituales hayan podido ocasionar a nuestra piel.
Un número significativo de personas vuelve de sus vacaciones con una piel más deshidratada, incluso con manchas y quemaduras, consecuencia de una insolación excesiva o de que no han tomado las medidas de protección adecuadas.
Las altas temperaturas, el cloro de las piscinas, la sal del mar son factores agresivos para la piel que, con demasiada frecuencia, no son tenidos en cuenta.
También el sol provoca foto envejecimiento e incentiva la formación de arrugas y la flacidez cutánea, a través del desencadenamiento de los radicales libres.
Los efectos de estas agresiones deben ser necesariamente reparados, a la vez que se prepara la piel para el otoño.
El regreso a la rutina postvacacional es el mejor momento para la visita al dermatólogo, que debiera ser periódica, como ocurre en otras especialidades médicas.
La piel, que es el órgano más extenso del cuerpo humano, está sometida a multitud de agresiones, que necesitan de una estrategia de prevención y tratamiento diseñada por el dermatólogo, que es el especialista cualificado para ello.
Es posible que el descuido en el cuidado de la piel se haya visto influenciado por la errónea creencia de que las afecciones dermatológicas son generalmente leves o meramente estéticas.
Sin embargo, incluyen enfermedades que pueden llegar a ser mortales, como el melanoma.
También resulta paradójico que, en una sociedad que rinde culto a la imagen, se prescinda con tanta facilidad de los cuidados necesarios para el órgano más visible de nuestro cuerpo.
La visita al dermatólogo, tras el verano, debe ser el primer acierto de la nueva agenda.