Nanotecnología ¿eficacia o peligro?
17 enero, 2017La ecografía en la consulta del dermatólogo
19 enero, 2017Empezaré esta reflexión con un reconocimiento al esfuerzo diario de los médicos generalistas, esos esforzados compañeros que deben lidiar a diario con problemas de digestivo, circulatorio, dermatología y la temida burocracia. Lo que en la mayoría de los casos les ha obligado a sintetizar sus conocimientos, como cuando se trata de nuestra especialidad: no es infrecuente que hayan reducido patologías a “todo lo de las uñas son hongos”; “todo lo que pica es ezcema” o bien “todo lo escamoso es psoriasis”, con la inestimable ayuda de los virus y el estrés para la búsqueda del orígen de las patologías cutáneas de desconocida etiología.
Quien mucho abarca
Del mismo modo que el médico general no puede abracar todas las ramas de la medicina, el dermatólogo generalista tampoco podrá abarcar de manera especializada las distintas ramas y tecnologías que rodean nuestra especialidad. Unas veces por déficit de formación; otras simplemente por exceso de dedicación al trabajo diario, que impide dedicar tiempo a las tecnologías emergentes u otras, o por escasa afición a determinados temas.. No me tengo por esencialmente “lerdo” pero sí reconozco mi incapacidad para dominar de manera experta, cirugía, inmunología, dermatopatología… Y en fin, ecografía cutánea, deficiencias que intento suplir con una mayor dedicación al conocimiento o el desarrollo de habilidades en otras parcelas de nuestra especialidad.
Por otra parte, supongo que el compañero lector convendrá conmigo que los mejores informes anatomopatológicos vienen de la mano de los dermatólogos que se han especializado en dermatopatología, así mismo los mejores informes ecográficos deberían venir de los compañeros que se especialicen en dicha técnica.
Bajo mi punto de vista, la ecografía cutánea es una técnica útil, especialmente para delimitación de los límites de determinadas lesiones,así como para una mejor ubicación, previa a cualquier tipo de actuación, de la profundidad de procesos subdérmicos, bien sean de orígen interno, como los lipomas, o externos, habiendo alcanzado importantes niveles de exactitud en la delimitación y diagnóstico de los llamados “rellenos”.
Algo de utilidad, cuando se nos consulta buscando la solución a un mal resultado cosmético, generalmente tras un procedimiento realizado por alguien ajeno a la dermatología y desconociendo en la mayoría de los casos el material empleado.
Y siendo la nuestra una especialidad con importante componente quirúrgico supongo que estarán de acuerdo que nunca sobra información, previa a la realización de cualquier actuación quirúrgica.