El deporte y la piel
6 agosto, 2018También el pelo sufre con el sol
17 agosto, 2018Si al bebé se le prodigan toda clase de mimos y cuidados, hay que obrar de la misma manera en la relación con el sol.
Porque los daños que se ocasionen durante esta primera etapa de la vida, se irán acumulando, día a día, en la memoria implacable de la piel.
Por eso, es muy importante no exponer al sol a los niños antes de los tres años, para evitar consecuencias que pueden lamentarse durante toda la vida.
Existe la tentación, bastante generalizada, de considerar que los efectos negativos del sol difícilmente pueden afectar a un bebé, cuando se le ve tan sano y alegre, con su incipiente bronceado.
Sin embargo, la piel es un excelente archivo, que registra cada momento de exposición al sol. Y, para la mayoría de la población, entre el 50 y el 80 por ciento de nuestra exposición al sol viene a producirse antes de los 18 años.
Los expertos subrayan que, al menos el 90 por ciento de los cánceres de piel, se deben a una exposición solar excesiva.
La piel de un bebé se irrita con facilidad, pero también cicatriza con más rapidez que la de un adulto, hasta el punto de que la aplicación de una crema suavizante parece tener propiedades milagrosas.
Lo que debemos tener muy en cuenta, en lo que respecta a la exposición al sol, es que la capacidad de protección del bebé ante eventuales lesiones, es considerablemente menor.
Ello nos obliga a ser extremadamente cuidadosos en la prevención de riesgos, habida cuenta de que el bebé es un ser totalmente dependiente en este ámbito.
En el caso de que se produzca una quemadura solar en menores de un año, esta circunstancia debe ser tratada como una urgencia y, por tanto, se debe acudir rápidamente al centro de salud u hospital más cercano.
Pero debemos procurar no llegar a situaciones de este tipo, aplicando una estrategia de protección adecuada, que nos evitará disgustos y, para el bebé, consecuencias que puede lamentar también el futuro