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3 febrero, 2016Webs de salud ¿cuándo nos podemos fiar?
3 febrero, 2016Un estudio ha llamado la atención en el mundo sanitario acerca de lo atípico del melanoma en los niños. El trabajo se ha publicado en la revista Journal of the American Academy of Dermatology y lo ha llevado a cabo un equipo de dermatólogos y pediatras de la Universidad de California, en San Francisco.
Según el Dr. Cordoro, portavoz del equipo y profesor de esta universidad, los criterios habituales para el diagnóstico de cáncer de piel en adultos pocas veces se adaptan al caso de los niños.
Por criterios habituales se entiende la conocida norma de “ABCD” para reconocer una lesión cancerosa: asimetría, bordes irregulares, color distinto y diámetro mayor de seis milímetros.
El equipo desarrolló un estudio con setenta pacientes de menos de veinte años. Sesenta presentaban melanoma, el resto unos tumores melanocíticos ambiguos, que también se habían diagnosticado como melanoma. Con estos datos, el Dr. Cordoro dividió la muestra por edades para saber algo más del melanoma infantil.
Según el Dr. Cordoro, para los pacientes infantiles existen bases de datos muy completas con todo el historial de cáncer de piel, con sus características muy bien pormenorizadas. El problema es que suelen escasear en su historia reciente. Es decir, que en muchos casos se detecta el melanoma con mucho retraso y sin haber encontrado unos fenómenos previos que lo delaten.
Para ser exactos, un 86% de los niños menores de diez años tenían un retraso de seis meses en el diagnóstico. ¿El motivo? Que la evidencia clínica resultaba poco sospechosa para el especialista.
En el grupo más joven del Dr. Cordoro, de hasta diez años de edad, el sesenta por ciento de los melanomas no se ajustaban a los criterios típicos de diagnóstico. En el grupo de niños mayores, de once a diecinueve años, el porcentaje se reducía al cuarenta por ciento.
Las lesiones se mostraron a dermatólogos expertos: el 44% de ellas no se clasificaron dentro de los subtipos de cáncer cutáneo en adultos. Las diferencias histopatológicas con los pacientes mayores de edad también ralentizaban el proceso diagnóstico.
Si la norma ABCD no funciona, ¿a qué factor debe atenderse en la praxis diagnóstica? Según el Dr. Cordoro, la evolución de las lesiones. Avisa, por ejemplo, de las pápulas rojas o rosas, o los nevus pigmentados que provoquen picor o sangrado.
La Dra. Melinda Chu, compañera del Dr. Cordoro, recalca que aunque en adultos lo esperable en un melanoma es una mancha marrón, en un niño puede ser distinto. En un menor de edad, una lesión del mismo color de la piel que sangre y aparezca como un granuloma piógeno podría ocultarlo.
Esto no quiere decir que se deban marginar los criterios normales de diagnóstico de melanoma en la práctica infantil. Las señales típicas de esta variedad de cáncer de piel son tan susceptibles de aparecer en pacientes menores como en un adulto.