Terapia fotodinámica intralesional
2 febrero, 2016Lesiones vasculares en la infancia
2 febrero, 2016El acné es el trastorno inflamatorio cutáneo más frecuente del ser humano, ya que puede llegar a afectar hasta al 80% de la población en algún momento de su vida. Existen dos picos de incidencia de acné: el más habitual, la adolescencia (donde predomina en hombres); y también a partir de los 25 años de edad (en este caso es más común en mujeres).
En el origen del acné están implicados cuatro factores:
· Exceso de secreción de sebo. El desarrollo cutáneo que se experimenta durante la adolescencia por el estímulo hormonal implica un aumento en la formación de sebo que, en exceso, puede taponar los orificios pilosebáceos –poros– y formar la lesión inicial que define el acné: la espinilla o comedón.
· Sobrecrecimiento bacteriano. Con la hiperseborrea, nuestra flora bacteriana cutánea tiene las condiciones óptimas para crecer y aumentar la probabilidad de infectar los comedones, produciéndose entonces las pápulas y pústulas (“granos”), que también son característicos del acné.
· Estimulación androgénica. Las hormonas masculinas (andrógenos) experimentan un pico durante el desarrollo endocrinológico de la pubertad. Una de las acciones que promueven los andrógenos es aumentar la producción de sebo en el aparato pilosebáceo.
· Trastorno de la queratinización folicular. Significa que las personas con acné tienen tendencia a que las células de las paredes de los poros se organicen de forma anómala y faciliten el taponamiento del orificio pilosebáceo. Este es, sin duda, el factor causante más importante en el origen del acné.
Hay que tener presente que, dentro de las causas que originan el acné, no hemos mencionado la alimentación. En la gran mayoría de ocasiones, la dieta no tiene un papel importante en la génesis de este trastorno, y sólo se ha podido implicar el consumo de un exceso de azúcares de absorción rápida en un corto periodo de tiempo en el agravamiento del acné. El resto de alimentos (embutidos, frutos secos…) no tienen ningún rol comprobado en este sentido. La higiene local con productos específicos (jabones, geles) tiene un papel limitado en cuanto a utilidad.
En el tratamiento del acné de la adolescencia existen distintas opciones terapéuticas:
· Queratolíticos. Son sustancias que destaponan los poros disolviendo el material que los obstruye. Incluyen el ácido salicílico, glicólico, retinoico y láctico, entre otros.
· Reguladores de la seborrea. Reducen la producción de sebo y mejoran la estructura de las células del orificio pilosebáceo para que no se obstruya. Son la piedra angular del tratamiento del acné. Se denominan retinoides (derivados de la vitamina A), y existen de administración tópica (tretinoína, isotretinoína, adapaleno) u oral (isotretinoína).
· Antiinflamatorios y antibacterianos. Mejoran los signos inflamatorios (rojez, hinchazón, dolor) y reducen la población bacteriana. Entre ellos figuran el peróxido de benzoílo y el adapaleno, principalmente.
· Antibióticos. Se pueden administrar de forma tópica u oral. Principalmente se utilizan las tetraciclinas (clindamicina, doxiciclina, minociclina). Hay que tener en cuenta que los antibióticos nunca se deben emplear como único tratamiento, ya que favorecen que las bacterias se hagan resistentes a ellos a medida que pasa el tiempo.
Con la combinación o el uso aislado (isotretinoína) de estas opciones terapéuticas es posible manejar o curar el acné del adolescente mediante tratamientos sencillos y con un perfil de seguridad muy elevado.
El acné es un trastorno que impacta psicológicamente en el paciente y puede dejar cicatrices irreversibles en zonas muy visibles, por lo que es necesario tratarlo de forma activa y no interpretarlo como “una cosa normal de la edad” que pasará sola.
Consulta con tu dermatólog@ para valorar cuál es la mejor opción terapéutica en tu caso.