¿Cuál es la incidencia del cáncer cutáneo, a quién afecta y dónde se localiza?
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La mayoría de los tumores malignos no aparecen asociados a lesiones benignas previas. En el caso del melanoma, solo el 20% se asocia con lunares pre-existentes. Algunas lesiones crónicas como cicatrices por quemaduras térmicas, úlceras crónicas de diversas causas (postraumática, por enfermedad inflamatoria, etc.) predisponen al desarrollo de cáncer de piel, pero esto es muy infrecuente.
¿Cómo se diagnostica?
El cáncer de piel se ve, y para un dermatólogo puede resultar bastante sencillo el diagnóstico mediante el examen físico exclusivamente. No obstante, cada vez se diagnostican tumores de menor tamaño gracias a determinadas técnicas como la dermatoscopia, que consiste en un dispositivo con lente de aumento y luz polarizada, el cual permite ver estructuras que no son evidentes a simple vista. En caso de duda se realiza una biopsia que consiste en obtener un pequeño fragmento de piel (3-4 mm) para analizar al microscopio.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de elección para la mayoría de los tumores malignos de piel es la extirpación quirúrgica. Esta resulta curativa en la inmensa mayoría de los casos de cáncer cutáneo no melanoma y de melanoma incipiente. Para lesiones superficiales de cáncer cutáneo no melanoma se pueden emplear otras terapias no quirúgicas que incluyen quimioterápicos tópicos, inmunomoduladores, crioterapia, electrocirugía y terapia fotodinámica, entre otras. La cara más agresiva de muchos tumores ha cambiado actualmente gracias a los nuevos tratamientos disponibles. Aunque lo mejor es realizar un diagnóstico precoz, el cáncer de piel se puede tratar con éxito, incluso en fases avanzadas.
A pesar de la mayor incidencia en mujeres, la mortalidad en este grupo es inferior.
Causas:
- Factores hormonales/biológicos.
- Diagnóstico precoz.
- La mortalidad no ha sufrido un aumento tan significativo como la incidencia.
La mortalidad asociada al carcinoma basocelular es prácticamente .
La mortalidad asociada al carcinoma epidermoide (si solo se tienen en cuenta las formas invasivas) está en torno al 2%, 10 veces inferior a la asociada a melanoma.
¿Cómo se puede prevenir en infancia y adolescencia?
Las formas más frecuentes de cáncer cutáneo se pueden prevenir modificando el principal factor de riesgo evitable que es una sobre exposición solar desde la infancia. Por ello es de suma importancia concienciar a los padres o tutores para que tengan unos buenos hábitos de protección con los niños en una etapa que resulta crítica. Esta educación debe hacerse también extensiva al ámbito escolar donde adquiere mayor importancia durante la adolescencia, ya que la influencia de los compañeros puede ser superior a la del entorno familiar.
Durante la adolescencia es cuando comienza el uso de cabinas de bronceado, sobre todo por parte de las jóvenes, y cuando debido a diferentes actividades deportivas y lúdicas se exponen al sol de manera más intensa.
¿Qué otras formas de prevención existen?
Aunque clásicamente se entiende por prevención evitar la aparición de la enfermedad (prevención primaria). La prevención secundaria consiste en realizar un diagnóstico un precoz. Si el tumor ya se ha desarrollado lo mejor es diagnosticarlo cuanto antes ya que un tratamiento precoz mejora la calidad de vida del enfermo (intervenciones quirúrgicas más sencillas) y en las formas más agresivas como el melanoma aumenta la supervivencia.
Los pacientes que han tenido un cáncer de piel tienen mayor riesgo de desarrollar otro cáncer (melanoma o no melanoma) por lo que un seguimiento estrecho también facilita el diagnóstico precoz. Desde luego, el dermatólogo es el especialista capacitado para tratar este tema.