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19 octubre, 2018· La dermatitis de contacto alérgica puede presentar patrones clínicos dependiendo de su localización
· El conocimiento de estos patrones ayudará a detectar este problema y permitirá sospechar del posible alérgeno
· El patrón de agarre en pinza, en anillo, de bolsillo o textil son algunos ejemplos
Puede que nunca le haya ocurrido, pero quizás es probable que alguien de su entorno haya sufrido en alguna ocasión una dermatitis de contacto alérgica. Tal vez fue un enrojecimiento y picor súbito de los párpados, o de las manos y muñecas, quizás coincidía con el área donde se posa un anillo en el dedo, o una descamación en la zona del muslo en contacto con el bolsillo, justo donde cada día se guardan las llaves. Todos ellos son patrones clínicos que los dermatólogos han identificado como lugares frecuentes donde se manifiesta este tipo de dermatitis. Ahora un estudio, publicado en la revista Acta Dermo-Sifiliográficas, detalla estos patrones y los alérgenos más frecuentes para ayudar a detectar lo antes posible este problema y buscar una solución.
En términos no médicos, una dermatitis de contacto se presenta con enrojecimiento y picor de una zona del cuerpo, o descamación de la piel en un área concreta. Los dermatólogos hablan de eritema, vesiculación, descamación y liquinificación, signos que están presentes en otros procesos como el eccema atópico, el seborreico o el por sequedad. El diagnóstico diferencial es clave y se hace realizando primero una historia clínica y una exploración física adecuadas para llevar a cabo una confirmación diagnóstica con pruebas alérgicas específicas.
En el artículo, publicado en el número de julio y agosto de la revista Actas Dermo-Sifiliográficas, los autores, dermatólogos del Hospital de la Sant Creu i Sant Pau y del Germans Trias i Pujol, ambos en Barcelona, han intentado hacer un compendio de todos los patrones en los que se manifiesta este problema dermatológico y enumerar los alérgenos que pueden ocasionarlo y las sustancias o materiales donde se encuentran habitualmente.
“La descripción y los nombres propuestos para estos patrones son fruto de la revisión de la literatura y de nuestra propia experiencia, por lo que solo deben considerarse como orientativos. Creo que puede facilitar la labor de los dermatólogos y quizás de otros especialistas frente a un tipo de dermatitis que cada vez es más frecuente”, explica Eduardo Rozas-Muñoz, principal autor del estudio y miembro de la AEDV.
De esta manera, entre los alérgenos más frecuentes se mencionan algunos componentes de los tintes de pelo –que pueden contener p-Aminofenol, parafenilendiamina o tulueno-2–, sustancias presentes en perfumes, repelentes de insectos o antisépticos tópicos –a veces contienen conservantes como el fenoxietanol o el clormetilisotiazolinona–, o materiales de bisutería, monturas de gafas, horquillas de pelo o llaves -el níquel puede ser un componente–.
Patrones o lugares comunes
En relación con los patrones, “vemos que en el cuero cabelludo se describe el patrón de lavado, que se caracteriza por placas de eccema en las caras laterales de la región facial y cuello. Se produce por el escurrimiento del alérgeno por la zona lateral de la cara y es típico de champús, acondicionadores u otros productos que entran en contacto de forma breve pero recurrente con la piel de esa zona. También se da el patrón de la línea de implantación del pelo, que se caracteriza por placas de eccema en el límite entre el cuero cabelludo y la piel de la cara, característico de tintes y permanentes”.
Es importante tener en cuenta que la dermatitis de contacto alérgica en los párpados se produce con mayor frecuencia tras la aplicación de productos sobre el cuero cabelludo o la cara, más que por la aplicación directa en los párpados. Además, es común que en los lugares de aplicación primaria no exista sintomatología, lo que dificulta aún más el diagnóstico. “En esta zona del cuerpo, tenemos el patrón de goteo, el de contorno y el palpebral unilateral. El primero es típico de los colirios oftálmicos, el segundo suele estar ocasionado por la aplicación directa de cosméticos oculares, como sombra de ojos o máscara de pestañas, y, sin embargo, el tercero, puede orientar hacia una dermatitis ectópica por transferencia de alérgenos desde las manos tras el contacto con monedas, llaves o tras la aplicación de lacas de uñas o apliques metálicos ungueales con níquel”, señalan los autores de este trabajo.
Cuando la dermatitis de contacto alérgica se da en las manos, hay que tener en cuenta la actividad laboral de la persona, ya que en muchos casos aparece tras el contacto repetido con ciertas sustancias utilizadas en el trabajo. En general, las actividades de mayor riesgo incluyen los manipuladores de alimentos, peluqueras, trabajadores de la construcción y personal de aseo. Los alérgenos más frecuentemente reportados son el disulfuro dialilo en personas que manipulan ajo, la parafenilendiamina en peluqueras, el níquel afectando a personas que manipulan monedas, el cromo en trabajadores de la construcción, el cobalto en trabajadores de electrónica y ciertos preservantes como el quaternium-15 y el formaldehído en trabajadores de la salud, textil y madera.
“Los dermatólogos en estos casos actuamos como Sherlock Holmes porque tenemos que rastrear todo lo relacionado con la vida del paciente, con sus costumbres y su comportamiento en los últimos días. No hay que olvidar que la dermatitis de contacto alérgica aparece tras la exposición y contacto con una sustancia. Uno puede haber utilizado una crema toda la vida y no tener problema hasta que un día aparece, porque la piel se ha sensibilizado. Este tipo de dermatitis se da en personas predispuestas genéticamente”, señala el Dr. Rozas-Muñoz.
No obstante, este dermatólogo llama a la calma en relación con cremas y productos de belleza. “En España y Europa, se cumple con una normativa que determina el porcentaje que debe tener de cada compuesto. Por eso hay que tener cuidado con los productos que vienen de China u otros países fuera de la UE, como cremas o telas, ya que pueden contener en más cantidad sustancias que, se sabe, pueden ser más alergénicas”, apunta.
Porque algunos tintes presentes en tejidos también pueden generar este problema dermatológico. Por este motivo, el artículo habla del patrón textil, característico cuando aparecen placas de eccema que afectan a zonas del cuerpo donde la ropa tiene más roce con la piel o hay más sudor. Los colorantes, denominados disperse blue 106/124 y disperse orange 3, han sido identificados como alérgenos, estando presentes en ropa sintética oscura o tejidos de acetato, nylon, seda, lana y algodón.
El patrón de bolsillo, apelativo que se da al eccema en zonas de contacto de los bolsillos como la cara anterior de los muslos o los glúteos, suele estar vinculado al contacto con bisutería u objetos metálicos de níquel que se llevan en los bolsillos.
Otro lugar para tener en cuenta es la dermatitis de contacto alérgica en los pies. En estos casos, los alérgenos más importantes se encuentran principalmente en el calzado, seguido de medicamentos de uso tópico que se aplican en los pies, tales como antibióticos, antiinflamatorios, antifúngicos o corticoides tópicos. En relación con los antiinflamatorios en crema, el Dr. Rozas-Muñoz recomienda su aplicación nocturna. “Son fotosensibilizantes y, al contacto con el sol, la piel puede resultar dañada e incluso sufrir la aparición de ampollas”, señala.
Como alérgeno de aparición reciente, mención especial tiene el dimetilfumarato, que se utiliza como inhibidor del crecimiento de moho durante el almacenamiento y el transporte de diversos productos, entre ellos los zapatos. “En España, la mayor parte de los casos se ha relacionado con el uso de zapatos que contienen bolsitas antihumedad con esta sustancia. El cuadro clínico afecta casi exclusivamente a mujeres y el patrón clínico más frecuente es el que describimos como patrón de calzado, con una clínica muy aguda con importante edema, formación de vesículas y ampollas”, apunta.