Diagnóstico, prurito psico-emocional
6 abril, 2016Investigación en pénfigo vulgar
6 abril, 2016Fuente: Dermactual AEDV por la Dra. Mercedes Alcalde.
A medida que aumenta la población extranjera en nuestro país, surgen patologías cutáneas con las que la dermatología no está acostumbrada a encontrarse.Durante la mayor parte del siglo pasado, España fue un país de emigrantes. Sólo a partir de los años 70, con la mejora de la situación económica general, se propició que esa tendencia fuera disminuyendo. En la década de los 90, paradójicamente, se producía una espectacular inversión del flujo migratorio y España pasaba a ser el destino final de inmigrantes que llegaban de todas partes del llamado Tercer Mundo en especial.
Desde entonces, la tasa de crecimiento de la inmigración se ha mantenido constante, hasta el punto de que en el año 2000, la nuestro era una de las mayores del mundo, cuatro veces mayor que la de Estados Unidos y ocho veces mayor que la francesa. En el año 2005 sólo nos superaban países como Chipre o Andorra.
Diez a uno, y subiendo
Según el censo del año 2008, el 11,3% de la población residente en España procede de otro país. La distribución sin embargo no es del todo homogénea y, mientras que en Extremadura o en la cornisa cantábrica ésta ronda el 2,5 %, en áreas como Madrid, Barcelona o todo el arco Mediterráneo las cifras son sustancialmente mayores, llegando incluso a estar cerca del 70% en algunas localidades en concreto. Los colectivos en sí tampoco son homogéneos, se distribuyen de forma diferente y, por supuesto, tienen unas patologías dermatológicas que se muestran de manera muy distintas dependiendo del país de orígen.
¿Raza o cultura?
El fenómeno de la inmigración, nos obliga como dermatólogos a una constante actualización, porque hemos de aprender a diagnosticar dermatosis comunes en pieles de color diferentes a las que estamos acostumbrados. En el caso de las pieles negras, por ejemplo, no podemos precisar la extensa gama de los eritemas que tanto nos ayuda en el caso otros pacientes de piel blanca. Así mismo, existen enfermedades endémicas de otras áreas del mundo que estamos obligados ahora a tener muy presentes, como la oncocercosis en pacientes subsaharianos con prurito crónico; u otras que tienen formas clínicas distintas en otros continentes, como las Leishmaniasis, que no responden a los mismos fármacos dependiendo si son del Nuevo o del Viejo Mundo. También los usos y costumbres diferentes nos familiarizan con cuadros antes no tan habituales, como la alopecia traccional por peinados muy tirantes, ulceraciones y cicatrices por rituales tribales, o la callosidad centrofrontal en musulmanes devotos.
Es importante que la dermatología española se familiarice con las peculiaridades raciales.
Este hecho puede evitar casos de intervenciones innecesarias en personas de color por su tendencia a presentar cicatrices inestéticas; también conviene tener siempre presentes alteraciones propias como la dermatosis papulosa nigra que afecta a entre el 40 y el 75% de los pacientes de raza negra.
Es importante así mismo, considerar en los diagnósticos diferenciales enfermedades genéticas que aquí no son tan frecuentes como la drepanocitosis de África o algunas porfirias que sólo se dan en la zona de Centroeuropa. Incluso interesa tener en cuenta factores como que las pieles más blancas, propias de los británicos y los alemanes residentes en nuestra país conllevan un mayor riesgo de contraer un cáncer cutáneo.
En definitiva, nos encontramos inmersos como médicos en una realidad social que es multicultural y multirracial, y esta situación nos plantea, especialmente a los dermatólogos, interesantes desafíos en nuestro trabajo diario al tiempo que supone un innegable enriquecimiento de nuestro día a día profesional.
La Dra. Mercedes Alcalde nos comenta:
Hay que tener muy en cuenta que a las cifras que manejamos habitualmente los dermatólogos hay que sumar un número no bien determinado de personas que se encuentran en una situación irregular en nuestro país y que en algunas zonas concretas de la geografía puede llegar a ser muy importante. En estas zonas es precisamente, por lo general, donde se suele vivir en las condiciones sanitarias más deficientes, debido sobre todo a las pobres medidas de higiene y al hecho de que los inmigrantes se ven obligados a convivir en espacios físicos muy reducidos.
Además, se trata de personas que tienen escaso o nulo acceso los Sistemas de Salud, lo que puede provocar que en el momento en que finalmente son atendidos, lleguen a nuestras consultas con patologías graves, muy complejas y de difícil manejo. El colectivo médico es plenamente consciente de que los porcentajes y las cifras con las que se trata habitualmente son aproximadas y que realmente, existe un número mucho mayor de patologías relacionadas con la piel que vienen directamente de la mano de los inmigrantes.