Los límites de la estética
1 febrero, 2016La importancia de la relación entre médico y paciente
1 febrero, 2016La rosácea es una enfermedad que causa inflamación en la piel porque se alteran los vasos sanguíneos y los folículos pilosos(1). Se localiza sobre todo en la cara, especialmente en las mejillas, la frente, la nariz, la barbilla y también en los ojos. Lo más típico es que se produzca un enrojecimiento de la piel, porque los capilares superficiales se dilatan con facilidad e incluso pueden quedar dilatados de forma permanente. Esto empeora en diferentes circunstancias como cambios bruscos de temperatura ambiental, momentos de estrés, alimentos picantes o muy condimentados. Además pueden aparecer granitos o inflamación en estas zonas y suele haber también picor o ardor(2).
Esta enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres pero, es más frecuente en mujeres de piel clara. Al aparecer en nuestra zona más visible, la cara, esta enfermedad puede provocar dificultades en la vida diaria(3). Vivimos en una sociedad que da mucha importancia al aspecto. Además, las personas que la padecen pueden tener menor autoestima, estar deprimidos o ansiosos y esto, al producir estrés, empeora la enfermedad.
En nuestro estudio, hemos podido comprobar que los pacientes, incluso con formas leves de la enfermedad, con rojez y algunas lesiones inflamatorias tienen ansiedad y se preocupan mucho por su aspecto físico. De hecho, gastan mucho tiempo maquillando, disimulando las lesiones. Además pudimos ver que tienen dificultades para reconocer y manifestar sus sentimientos.
Existen tratamientos eficaces para esta enfermedad en todas sus formas. Es cierto que, como enfermedad crónica, es difícil curarla, pero es importante consultar al Dermatólogo, porque es posible controlarla. Existen métodos físicos como la Luz Intensa Pulsada y diferentes Láseres para el tratamiento de la rojez y los vasos dilatados. Así mismo, medicamentos tanto tópicos, cremas, como sistémicos que eliminan las lesiones inflamatorias. Por último, es importante intentar evitar los factores que la empeoran, llevar un estilo de vida sana y emplear los cosméticos adecuados.
Bibliografía:
1. Brittney Culp B, Scheinfeld N. Rosacea: a review. P&T 2009; 34(1): 38-45.
2. Yamasaki K, Gallo RL. The molecular pathology of rosacea. J Dermatol Sci 2009; 55: 77-81.
3. Beikert FC, Langenbruch MA, Radtke MA, Augustin M. Willingness to pay and quality of life in patients with rosacea. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2013; 27: 134-8.