Drogas y alcohol, efectos sobre la piel
9 septiembre, 2016Uñas, alteraciones más frecuentes
9 septiembre, 2016El aspecto saludable de la piel de una persona se identifica habitualmente con la genética, pero lo cierto es que ésta sólo representan el 25% del envejecimiento. El resto, el parecer joven a medida que pasan años, se debe a evitar ciertas causas externas o vicios, lo que más de uno llama “mala vida”: sol, estrés, tabaco, alcohol, drogas, contaminación, radiaciones solares, alimentación inadecuada, etc.
Los enemigos son múltiples y atacan donde más ‘duele’: la oxidación celular, principal causa del envejecimiento.
Para reducir su efecto solo hay dos posibilidades: tratar de evitar estos vicios y utilizar tratamientos antienvejecimiento para tener una piel siempre joven.
Tabaco y polución
Es el segundo tóxico, después del sol, mejor estudiado en la piel. Los estudios epidemiológicos realizados hasta la fecha confirman que el riesgo de arrugas de las mujeres fumadoras es casi el triple respecto a quienes no consumen tabaco y el doble en el caso de los hombres. Hoy aproximadamente fuma un 38,8% de la población femenina española mayor de 15 años y un 30% de la masculina. En los últimos 14 años, el principal incremento del consumo de tabaco en España se ha producido en la población femenina.
La piel humana está expuesta a los efectos del humo del tabaco de una forma directa, por contacto del humo ambiental con la piel, e indirecta, por la llegada vía sanguínea de las sustancias tóxicas procedentes del humo del tabaco inhalado.
La piel sufre las consecuencias del tabaquismo, no sólo con enfermedades graves, sino también con aquéllas que afectan a su estética.
El humo del tabaco genera una gran cantidad de efectos sobre la piel. Arrugas prematuras (disminución de la hidratación del estrato córneo de la cara), cabello reseco y piel seca es el precio que cobra el tabaco a los fumadores.
Efectos biológicos del tabaco
– Aumenta los radicales libres, elementos químicos que dañan las membranas de la células, llegando a destruir y mutar su información genética, afectando también las arteriolas de dermis y epidermis que compromete la irrigación y nutrición por la sangre. Esta situación condiciona enfermedades, el envejecimiento prematuro de la piel y la destrucción de los tejidos cutáneos del rostro.
Sabemos que 1 mg de piel nos puede defender del ataque de aproximadamente 601.014 radicales libres, pero en una fiesta con gran cantidad de fumadores, la piel pasa a ser atacada por 10.001.014 radicales libres, y el sistema de autodefensa queda totalmente superado”. Lógicamente, los fumadores se llevan la peor parte, pero no debemos olvidar a los fumadores pasivos.
– Produce envejecimiento de la piel. El tabaco altera el equilibrio entre la elastasa y su mayor regulador, el inhibidor de la alfa 1-proteinasa, con un incremento de la liberación de la elastasa por los neutrófilos y los macrófagos y una inactivación por oxidación de su inhibidor. Todo ello ocasiona un incremento de la actividad de la metaloproteinasas en la piel, rompiendo las fibras elásticas que soportan la piel y le confieren su resistencia. La acumulación de desechos de elastina en la dermis va seguida de una degeneración del colágeno que la rodea.
– En el momento en que la piel trata de cicatrizar por sí misma, el colágeno nuevamente sintetizado reaparece de forma imperfecta, lo que conduce a una agresión de la dermis y a la distorsión de la piel; este conjunto de fenómenos desemboca en la formación de arrugas. Disminuye la oxigenación de los tejidos y por tanto de la piel. La nicotina provoca vasoconstricción y una disminución de la circulación periférica. El monóxido de carbono del humo, al ser 200 veces más afín por la hemoglobina que el oxígeno, restringe la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre y la cantidad del mismo que llega a los tejidos periféricos.
– Se piensa que juega un papel importante la isquemia crónica, por la vasoconstricción que provoca la nicotina, y la disminución del nivel de vitamina A.
– No menos importante es la hidroxilación del estradíol inducida por el tabaco, que se manifiesta clínicamente por un relativo hipoestrogenismo y, como consecuencia de ello, sequedad y atrofia cutánea. Al haber disminución de estrógenos existe un relativo aumento de los andrógenos. Se piensa que también hay un factor genético, puesto que muchos fumadores no sufren este envejecimiento.
– Asimismo, se ha podido observar que el envejecimiento cutáneo se potencia al unirse tabaco y exposición al sol.
Envejecimiento de la piel por el tabaco
“Los cambios causados por el humo del tabaco suelen manifestarse a partir de los 35 años y son directamente proporcionales al grado de consumo”, como afirma el dermatólogo Just-Saboré en una revisión que publicó en mayo de 2008 en la revista de la Academia Española de Dermatología (AEDV), ‘Actas Dermosifiliográficas’.
– Arrugas de la cara. Las arrugas de los fumadores son diferentes de las que presentan los no fumadores, siendo las arrugas desde los ojos de los fumadores más estrechas y profundas, con contornos bien marcados, mientras que las mismas arrugas en los no fumadores son bastante más abiertas y redondas. El color de la piel de los fumadores no presenta el color rosado característico del cutis sano y ofrece más bien una palidez cercana al amarillo grisáceo, por lo cual es raro que los fumadores tengan mejillas rosadas, además de no enrojecer prácticamente nunca. La relación del tabaco con las arrugas se manifiesta con claridad en sujetos de ambos sexos de más de 30 años y ya entre 40 y 49 años tienen una probabilidad de arrugas idéntica a la de los no fumadores de 20 o 30 años más.
– Piel seca y atrófica – Cabellos resecos y quebradizos. El humo del cigarro entra en contacto directo con la cara y el cabello, lo que provoca una piel reseca, sin luminosidad y un cabello con puntas quebradizas. Además, produce una gran cantidad de radicales libres, elementos químicos que dañan las membranas de la células, llegando a destruir y mutar su información genética, afectando también las arteriolas de dermis y epidermis.
– Dificultad en la Cicatrización. En los fumadores son peligrosas las cirugías en la piel, pues la cicatrizacion cutánea se afecta y las infecciones frecuentes.
– Esto es importante en una época en la que los tratamientos dermoestéticos faciales con láser son muy habituales. En diversos estudios se ha comprobado que con administración sistémica de nicotina, apreciaron que la cicatrización de las heridas empeoraba, encontrando relación entre el número de paquetes fumados por días y la aparición de necrosis postoperatorias. La explicación de estos hechos se atribuye al efecto vasoconstrictor de la nicotina.
Fumar un cigarrillo produce vasoconstricción durante 90 minutos y, por fumar un cigarrillo, el flujo de sangre digital llega a disminuir un 42%. En conclusión, antes de un acto quirúrgico y después del mismo no se debe fumar, debiendo ordenar al enfermo que suprima el tabaco de una a tres semanas antes y cuatro o cinco semanas después de la operación.
– Cáncer de labios. Como factores que influyen también en la degeneración de la piel se puede destacar el calor producido en los labios por el consumo de cigarrillos o pipa, que puede producir con el tiempo cáncer de labio por la microagresión repetida, no solamente por el calor en los labios sino también por la composición química del papel, que contiene benzopirenos, un gran cancerígeno.
En estos casos el 80% de los que sufren cáncer de labio son fumadores y este riesgo se acrecienta cuando al tabaquismo se agrega la exposición al sol.