Cómo la tecnología puede ayudar a salvar vidas
4 abril, 2016Células madre, la revolución médica
5 abril, 2016Con el proceso del envejecimiento facial surgen básicamente dos procesos en nuestra cara: por un lado, una pérdida de volumen en determinadas zonas, y por otro, una mayor actividad de los músculos depresores. Este proceso, como sabemos, es imparable. En realidad, la pérdida de volumen facial, que es de hecho el factor que más envejece la expresión, se debe a múltiples causas, pero fundamentalmente a dos: la disminución de tejido graso y la resorción ósea (es decir, desaparición total o parcial del tejido óseo).
Cánulas:
Gran avance Analizando la primera causa, la pérdida de grasa, es importante destacar que el rostro se encuentra distribuido por compartimentos. En una persona joven hay una transición imperceptible entre estos compartimentos. Pero a medida que pasan los años estos compartimentos grasos cambian de volumen a ritmos distintos, es decir, envejecen independientemente unos de otros, por lo que empiezan a aparecer zonas deprimidas, con menos luz. Este hecho anatómico es importantísimo tenerlo en cuenta a la hora de inyectar toxina o rellenos.
Por otra parte en nuestro esqueleto facial hay cambios sustanciales, con la aparición de resorción ósea en determinados puntos anatómicos, y por lo tanto con la consiguiente pérdida de volumen. Por ello con los rellenos tenemos que “compensar” esta falta de hueso para impedir esa perdida de volumen.
Los rellenos que más utilizamos son el ácido hialurónico, conocido por su seguridad y versatilidad, y la hidroxiapatita cálcica, que además de dar volumen tiene un efecto “tensor” interesante, cuando se inyecta de la forma apropiada. El uso de cánulas para la inyección de estos rellenos ha revolucionado la técnica de inyección. Con el uso de cánulas se consigue inyectar el relleno en un mismo plano, disminuye la posibilidad de hematomas, inyección intrarterial o daño nervioso, y disminuye mucho el dolor comparado con el uso de agujas. El uso de estos rellenos mediante cánulas no se limita a la cara, sino que se están describiendo técnicas para su uso en cuello, escote, manos, etc.
Naturalidad, versus durabilidad
Por otro lado la toxina botulínica, más allá del hecho de actuar suavizando las arrugas, debe ser utilizada para relajar esos músculos depresores faciales y conseguir el efecto lifting deseado. Es fundamental tener un conocimiento amplio de la anatomía y funcionalidad de la musculatura facial para poder conseguir resultados óptimos con la toxina botulínica. Se trata de relajar parcialmente la musculatura, no de paralizar, utilizando múltiples puntos de inyección y menos dosis de la recomendada habitualmente, aunque el efecto dure menos. Hoy se busca más la naturalidad que la durabilidad.
Proceso inverso
El uso prudente de estas técnicas puede ayudar a nuestros pacientes a envejecer de forma elegante, discreta y natural. Una persona joven tiene el rostro en forma de triángulo con la base hacia arriba. A medida que envejecemos el triángulo se invierte, convirtiéndose en un triángulo con la base hacia abajo, es decir, la parte inferior de nuestra cara se hace más ancha. Pues bien, la mayor parte de los médicos inyectan toxina botulínica en el tercio superior de la cara (con la consiguiente atrofia muscular a lo largo de los años) e inyectan rellenos en el tercio inferior de la cara se invierta más deprisa!.
Por ello una de las muchas técnicas que he descrito en mi charla en San Diego (EEUU), en el seno de la AAD, es la importancia de inyectar rellenos en el tercio superior de la cara (sienes, frente, párpados, canal de la lágrima, etc.) y toxina botulínica en el tercio inferior de la cara (alrededor de la boca, línea mandibular, masetero, etc.). De esto modo no se invierte el triángulo de la juventud.
Fuente: Dermactual de la AEDV