Fotoprotección sin fotoprotectores ¿es posible?
12 agosto, 2016Cuidar la piel en cada estación
12 agosto, 2016«Es terriblemente triste que el talento dure más que la belleza». ¿Podemos rebatir esta irónica afirmación que, en su ilustrada ironía, comentó Oscar Wilde?
Si la belleza femenina lleva ya recorrido un largo camino -de décadas-, la masculina se está convirtiendo cada vez más en un objetivo prioritario del mercado de los cosméticos. Los cánones de perfección masculina han cambiado en muy poco espacio de tiempo y, debido a que se han asociado directamente a otros estatus -de éxito social y profesional fundamentalmente-, ellos están aprendiendo a cuidarse al mismo tiempo que demandan productos específicos que no dejen dudas respecto a su sexo. De ahí que los hombres prefieran que sus cosméticos lleven implícita una imagen a la vez contundente y refinada.
Somos distintos
Pero las empresas cosméticas han debido instruirse bien a la hora de crear un producto para el hombre, ya que la piel del hombre es diferente a la de la mujer. Existen principalmente tres factores fisiológicos que las diferencian: Espesor (es hasta un 25% más gruesa que la de la mujer), firmeza (es una piel que envejece más tarde pero de forma más brusca) y secreción sebácea (por lo que, en determinadas zonas, presenta más “imperfecciones” y brillo).
Como en la mujer -aquí hay menos diferencia-, los factores que afectan negativamente a la piel masculina son: Edad, cansancio y estrés, contaminación, dieta desequilibrada, diferentes problemas de salud, ausencia de ejercicio físico, tabaco y consumo de alcohol.
Hábitos de cuidado
Aunque no sea un dato fácilmente demostrable, en la actualidad los hábitos cosméticos que ha ido adquiriendo el sexo masculino son numerosos. Lejos de tener que soportar los “minicursillos” que nos ofertan de forma gratuita cualquiera de los comercios a los que acudimos, algunos hábitos de cuidado están ya perfectamente establecidos: La limpieza facial con productos específicos para el rostro, en el afeitado -con aftershaves y beforeshaves-, en el uso de tratamientos faciales hidratantes, nutritivos y anti-arrugas, o contorno de ojos -que prometen minimizar las ojeras o las arrugas-, en la protección solar -existen presentaciones en solución o espuma para zonas pilosas-.
Arrugas de hombre: así se manifiestan
Todo este movimiento dermocosmético ha derivado en la necesidad de establecer una clasificación de las edades del hombre en base a los signos clínicos que revelan el envejecimiento masculino, que son, en este orden: Arrugas peripalpebrales -patas de gallo-, arrugas de la frente, hundimiento de los surcos nasogenianos, flaccidez del mentón y “bolsas” en los párpados inferiores. Y todo el movimiento al que hacemos referencia, llevó al concepto de “metrosexual” (de “metropolitan” y “heterosexual”), establecido por Mark Simpson (Reino Unido, 1994).
Así es como se conoce al nuevo hombre del siglo XXI, que se interesa de la estética y que disfruta de ir a spas, peluquerías, manicuras y/o pedicuras, de los nuevos mecanismos de depilación -láser-, o de los tintes de cabello. Pero no acaban así los seudónimos del hombre moderno que se sirve de la cosmética, siendo el “ubersexual” (del alemán uber=muy, que cuida su imagen pero expresa al máximo las cualidades de la masculinidad, siendo George Clooney su mayor exponente) y el “neosexual” (que define la mezcla perfecta entre masculinidad y sensibilidad), dos nuevos términos que invaden las revistas de tendencias, moda y belleza.
Es éste último el que se ha establecido de manera definitiva en la publicidad asociada a la cosmética masculina, definiendo -como hemos comentado- un balance perfecto entre sensibilidad y masculinidad, es decir, alguien que está en buena forma física, que trabaja su cuerpo y se preocupa por su imagen, que desea y propicia un modo saludable de vida y toma decisiones a consciencia a la hora de comprar alimentos, y productos de cuidado personal; además se viste bien, es un caballero en el trato con las mujeres y le gusta sorprenderlas de forma romántica.
Lo que quiere el hombre:
¿Y de dónde surgió este nuevo concepto del “neo”? Nada menos que de investigaciones realizadas por marcas de cosmética a la hora de lanzar nuevos productos, y que han llevado a conseguir presentar de forma efectiva el avance de la cosmética masculina, que tiene unas características propias y diferenciadoras. El hombre busca productos fáciles de usar, eficaces y creíbles, prácticos y masculinos y que ofrezcan resultados visibles. En cuanto a los envases, los prefieren bien masculinos, con colores fuertes y de marcas conocidas.
Los temas que más preocupan a los hombres en cuanto a su estética son las arrugas en el rostro, la flacidez en el abdomen, la hidratación de la piel, las impurezas de la cara, y las bolsas y ojeras.
Pero, además de desear un aspecto saludable y puro, en definitiva bello, el neosexual busca, como ya hemos mencionado, algo más. No solamente se preocupa de sus signos de envejecimiento cutáneo por medio de los cosméticos, sino que se va haciendo un hueco cada vez mayor en técnicas poco invasivas pero muy eficaces a la hora de luchar contra el paso del tiempo. Hablamos del aumento de la demanda de dichos procedimientos, que podemos observar en las consultas dermatológicas y de cirugía.
No es raro recibir en la consulta a un varón que desea algo más de lo que le ofrece la última crema que ha adquirido, y que conozca perfectamente los beneficios e inconvenientes de la técnica que demanda. Al menos un 25% de los varones se ha sometido a un tratamiento de depilación por láser, y uno de cada cien hombres ya ha sido tratado con infiltraciones de toxina botulínica para las arrugas de expresión o de ácido hialurónico para el relleno de arrugas visibles.
Otros ejemplos de dermocosmética actual son la corrección de cicatrices -de acné, cirugía o accidentales- por medio de láser CO2 fraccionado, rellenos o peelings químicos, remoción de tatuajes por medio de técnicas lumínicas -luz pulsada o láser-, aumento -por medio de implantes- de la talla en cuero cabelludo o de volumen en región glútea o labios, y por supuesto, la clásica liposucción de pequeñas zonas para moldeamiento por ejemplo de rodillas, cuello o abdomen