“No por ser menos (los afectados por morfea) somos menos importantes”
22 marzo, 2021Huellas en la piel
15 abril, 2021Ahora que llegan las vacaciones de Semana Santa, conviene recordar las graves consecuencias de los excesos navideños para no caer en los mismos errores. Quienes olvidan la Historia, que es maestra de la vida, están condenados a repetirla, especialmente en sus tramos más dolorosos. La memoria frágil suele tener costes negativos muy elevados.
El contraste entre el drástico confinamiento y su abrupta ruptura para disfrutar de la libertad, como si el virus hubiera desaparecido, produjo numerosos sobresaltos, hace menos de tres meses, de los que todavía nos estamos recuperando. Y, en esta situación, llega un periodo de descanso, con similares tentaciones de relajo.
| Sería lamentable que, en vísperas de recoger los frutos del enorme esfuerzo de investigación que conllevó el hallazgo de vacunas en tiempo record, la imprudencia generara una cuarta oleada de contagios.
Tenemos la obligación de evitarle a la piel el sobresalto que supone el contraste entre un prolongado aislamiento domiciliario y una repentina salida al exterior. El primero fue motivado por la necesidad de protección frente al virus y no justifica eventuales abusos en salidas y celebraciones. A la vista de las imágenes playeras, parece como si algunos pretendieran compensar los días de encierro con un exceso de horas de exposición solar. Esta pérdida de equilibrio es perjudicial, tanto para el cuerpo como para el espíritu.
| En lo referente a la piel, su mayor sensibilidad debe ser compensada con una adecuada hidratación y cremas protectoras en función de las características físicas. El confinamiento no puede ser utilizado como excusa para reducir o eliminar la necesaria consulta al dermatólogo. Tengamos en cuenta que la piel es un órgano en constante evolución y que, por ello, necesita una atención permanente y especializada.
Lo mismo que una atención cotidiana al cuidado de la piel, junto a un estilo de vida saludable, constituye una rutina beneficiosa, la desidia y el descuido lo son en sentido contrario. De ambos comportamientos, el órgano más extenso de nuestro cuerpo guardará memoria, para bien o para mal, a lo largo de nuestra vida. En el primer caso, se podrá disfrutar de una piel hermosa, aún en edad avanzada, y, en el segundo, presentar una piel seca y envejecida, aún en la juventud.