No todos los fotoprotectores son iguales
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5 abril, 2016Hace ya casi 2 años presentamos la aplicación móvil FotoSkin, una app gratuita orientada al paciente para permitirle realizar un autocontrol fotográfico de sus lunares, y de esta forma llevar las fotos al dermatólogo para facilitarle el diagnóstico y seguimiento.
El simple gesto de autofotografiar y autovigilarse los lunares por parte del paciente ha demostrado ser una medida muy útil para el diagnóstico precoz del melanoma.
El melanoma es una forma agresiva de cáncer de piel, que cuando se diagnostica en fases iniciales tiene porcentajes de curación cercanos al 100%. Cuando desde la consulta de dermatología vemos un lunar sospechoso, el poder conocer la evolución de este lunar es un dato clave para mejorar nuestra precisión diagnóstica. Al poder visualizar las imágenes tomadas por el propio de paciente de su cuerpo, a modo de mapa, podemos conocer mejor la evolución de sus lunares.
Éste era el objetivo de nuestra app FotoSkin y como tal lo publicamos en la revista científica de la Academia Española de Dermatología y Venereología –Actas Dermosifiliográficas– Para nuestra alegría, a los pocos meses del lanzamiento de la app, FotoSkin acumulaba más de 100.000 descargas, era premiada como mejor app de salud del año y era recomendada por nuestros propios colegas dermatólogos.
Pero la mayor satisfacción ha llegado hace unos pocos días, cuando en el III Congreso de E-health de Asturias hemos tenido la oportunidad de conocer un caso:
Un paciente que, gracias a la app FotoSkin, acudió a su dermatólogo por un lunar que había aparecido nuevo y éste resultó ser un melanoma en fase precoz. El paciente fue intervenido y podemos decir que el diagnóstico precoz le ha curado.
Éste era el objetivo final de nuestra app, el poder ayudar a mejorar la salud de la población, y en este caso en particular, a ayudar al diagnóstico precoz de una forma de cáncer de piel que puede llegar a ser tan agresiva como un melanoma. Realmente sólo con este caso ya damos por bueno todo el trabajo realizado.
Como fiel defensor de las nuevas tecnologías, creo que este caso en particular es un buen ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar a mejorar la salud de la población e incluso puede ayudar a salvar vidas.
Como dermatólogos del siglo XXI tenemos que estar familiarizados con la telemedicina, apps, wearables y otras herramientas digitales para ofrecer lo mejor a nuestros pacientes.