Manchas: lo último para combatirlas
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1 enero, 2016El melanoma es el cáncer de piel que más nos preocupa a los dermatólogos en el momento actual.Pero el melanoma no es un hecho reciente.
La primera noticia escrita de la enfermedad corresponde a Hipócrates y data de unos 5.000 años antes de Cristo. En la literatura médica, a partir del siglo XVII, encontramos numerosas aportaciones a este ‘fatal tumor negro’. En 1838 se reconoce a la enfermedad con el nombre de melanoma, término introducido por Carswell y Culleu.
El melanoma es un cáncer que se origina a partir de los melanocitos cutáneos, es decir, de las células encargadas de producir el pigmento necesario para que la piel se broncee, conocido con el nombre de melanina.
El melanoma puede aparecer de forma espontánea o desarrollarse a partir de un nevus (lunar) que se ha modificado (60% de los melanomas). De ahí la gran importancia que los dermatólogos damos al control de los lunares en las personas.
El lunar es una mancha pigmentada que aparece sobre la piel. En el adulto encontramos alrededor de 10 a 20 lunares. Sólo algunos estaban ya presentes en el nacimiento, la mayoría se desarrollan a lo largo de la vida. Su número depende de factores hereditarios, de las exposiciones al sol y de ciertos factores que los favorecen, como por ejemplo, el embarazo.
En un nevus (lunar) hay que vigilar:
1.- Aumento de tamaño o de grosor.
2.- Cambio de textura.
3.- Cambio de color.
4.- Aparición de inflamación alrededor.
5.-Que se ulcere.
6.-Que sangre.
7.-Que produzca dolor, picor, etc.
Cualquier modificación de un lunar indica que hay que acudir al dermatólogo. Se aconseja una revisión al año salvo modificaciones que hay que acudir inmediatamente.
La regla del ABCD:
Ante una lesión pigmentada lo primero es establecer las diferencias entre un lunar y un melanoma. El dermatólogo es el más capacitado para hacerlo pero la ‘regla del ABCD’ ayuda a recordar las características más importantes del melanoma:
A: Asimetría. Una mitad es distinta de la otra (crecimiento asimétrico).
B: Bordes irregulares. Bordes festoneados o mal delimitados.
C: Color variado. Cambios de color en la misma lesión.
D: Diámetro mayor de 6 mm. (goma de borrar de un lápiz).
El melanoma, si no se extirpa en sus fases iniciales, puede diseminarse y producir la muerte del paciente. Si se trata de forma precoz el porcentaje de curación es muy alto. Por eso, requiere un tratamiento multidisciplinar donde colaboran los dermatólogos, cirujanos y oncólogos.
Existen varios factores de riesgo que aumentan la posibilidad de desarrollar un cáncer. La radiación solar ultravioleta es el factor más importante en el desarrollo del melanoma maligno. No nos cansaremos los dermatólogos de concienciar a la población la necesidad de tomar el sol con moderación y una fotoprotección adecuada.
También se ha podido estudiar la relación entre melanoma y las cabinas solares y esto nos preocupa especialmente porque son muchos los jóvenes que utilizan las cabinas de rayos UVA para mantener o potenciar el moreno.
Otros factores de riesgo incluyen:
Tener numerosos lunares, antecedentes familiares o personales de melanoma, características físicas como pelo rubio o pelirrojo, piel clara o pecas y ojos claros. En general, las personas que cuando se exponen al sol se queman con mucha facilidad y se broncean tienen un mayor riesgo. También las personas que han sufrido quemaduras en la infancia, o toman mucho el sol por su trabajo, ocio, o por hacer actividades frecuentes al aire libre, tienen mayor predisposición.
Es importante que la sociedad se conciencie en el autocuidado y vigilancia de la propia piel y de los cambios que en ella aparecen, y en ese caso acudir al dermatólogo.