La dieta basura, tan habitual en los jóvenes, produce importantes cambios en nuestro organismo. Aunque saciante, no aporta las vitaminas y nutrientes que el organismo necesita para funcionar correctamente.
La comida que se sirve en los establecimientos rápidos suele ser demasiado grasa e indigesta. El aceite con el que se cocina se usa muchas veces y no es sano, en los rebozados hay de todo menos pan y huevo, y las ensaladas se acompañan con salsas ricas en grasas. De nada sirve comer pollo y una ensalada: el cóctel de colesterol y calorías está asegurado.
La dieta rica en grasas saturadas e hipercalóricas produce una alteración en el metabolismo lipídico que afecta a la grasa de la piel, empeorando sobre todo el acné, la dermatitis seborreica y, por mecanismos inflamatorios, la psoriasis.
Hoy existen tratamientos antienvejecimiento muy efectivos. La mayoría de los cambios producidos en la piel por el sol, tabaco, alcohol, drogas o estrés pueden mejorarse con tratamientos locales, sistémicos, laser y cirugía.
Sin embargo, no siempre se puede resolver una piel envejecida. No es tan fácil quitar cinco o 10 años a una persona. Lo mejor es prevenir.
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