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6 octubre, 2023Paradójicamente, el ser humano, que es el más avanzado entre los vivos, resulta el más indefenso durante sus primeros años de vida. Tanto que, sin la protección y el cuidado de sus mayores, sería incapaz de sobrevivir.
Si, en esta primera etapa de la existencia, esta indefensión exige una atención constante, también debemos prestársela a su piel. Porque cualquier descuido o deficiencia tendrán una correspondencia negativa en el futuro. No debemos olvidar que el órgano más extenso de nuestro cuerpo guarda memoria rigurosa de todas las influencias recibidas a lo largo de su existencia. Por ello, para disfrutar de una piel sana, se debe empezar por cuidarla desde la infancia y, muy especialmente, desde los 6 años hasta la pubertad, ya que esta etapa será fundamental para determinar futuro.
En los bebés, es muy importante seleccionar champús y jabones líquidos con bajo poder deslipizante, detergente y que no sean irritantes. Hay que ser riguroso y constante en las tareas de hidratación, ya que la piel seca suele ser muy frecuente en los niños. La hidratación infantil se debe realizar con cremas emolientes y preparados humectantes, que suelen llevar en su composición extractos vegetales, capaces de aportar un efecto antiinflamatorio, epitelizante y antienrojecimiento.
La higiene y la hidratación juegan un papel fundamental en el cuidado de la piel durante la infancia. Y a ello debe añadirse una adecuada fotoprotección, ya que los descuidos en este ámbito serán determinantes para el envejecimiento de la piel en la edad adulta. No se trata únicamente de evitar quemaduras sino también de controlar el riesgo de un melanoma posterior, un cáncer que puede acarrear fatales consecuencias. Es en esta etapa inicial de la vida cuando debe inculcarse una cultura saludable del sol, (tanto en la familia como en el colegio) que evite males futuros.