La Fundación Piel Sana de la AEDV y el laboratorio Boehring Ingelheim promueven una mayor concienciación sobre las enfermedades raras dermatológicas
18 septiembre, 2023La Fundación Piel Sana de la AEDV da la enhorabuena a los ganadores del sorteo de la campaña ‘Euromelanoma 2023’
21 septiembre, 2023Las vacaciones son un tiempo propicio para interrumpir las rutinas impuestas por las obligaciones del trabajo cotidiano. Este relajo no siempre resulta beneficioso para la salud. En el caso de la piel, hay que subrayar que un cuidado eficaz del órgano más extenso de nuestro cuerpo depende de una serie de actividades periódicas, cuyo retraso o eliminación, aunque sea temporal, puede tener consecuencias muy negativas. No debemos olvidar que nuestra piel guarda una memoria exacta de todas las agresiones y descuidos sufridos a lo largo de la vida. Y que se traducen fielmente en señales que deterioran la estética o aceleran el envejecimiento.
Concretamente, son bastantes personas las que, debido a la anarquía de horarios durante sus vacaciones, tienden a descuidar la periódica hidratación y exfoliación de la piel, tareas que debieran cumplirse rigurosamente. Tampoco admite excusas el haberse olvidado de los medios necesarios para una adecuada protección solar, por incómodo que resulte prescindir de algunas horas donde nos apetecería estar a pleno sol en la playa. Y la impaciencia por disfrutar del agua tampoco exime de dedicar unos minutos para protegerse con la crema apropiada para cada tipo de piel. Ahora, cuando se han acabado las vacaciones, es el momento de comprobar los daños ocasionados por las diversas imprudencias y repararlos, en la medida de lo posible. La fórmula con mayores garantías es la visita al dermatólogo.
El regreso a las obligaciones cotidianas debiera incluir también el restablecimiento de un sistema de vida beneficioso para la salud de nuestra piel. En concreto, un ejercicio periódico, adecuado a la edad y condiciones físicas de quien lo practica, una dieta saludable y la eliminación de hábitos nocivos, como el alcohol y el tabaco. Y, por supuesto, dedicar una mayor atención a la piel de la dispensada en vacaciones, lo que incluye la necesaria visita al dermatólogo, frente a otras opciones que, aunque pudieran ser más cómodas y con resultados aparentemente espectaculares, carecen de las más elementales garantías. Y la realidad suele encargarse, más pronto que tarde, de demostrarlo.