Huellas en la piel
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11 mayo, 2021Tras algunas vacilaciones al principio de la pandemia, casi nadie duda hoy que las mascarillas juegan un papel muy importante para evitar la propagación del virus. Podríamos decir que la opinión mayoritaria las considera un instrumento imprescindible en la lucha contra el Covid-19.
Sin embargo, este reconocimiento no elimina el riesgo lesivo que las mascarillas pueden representar para la piel. Por ello, debemos extremar las precauciones, a fin de minimizar estos riesgos. Siempre teniendo en cuenta que la obligatoriedad del uso de esta prenda es absolutamente innegociable y debe estar fuera de cualquier discusión.
Al igual que ocurre con la mayoría de los medicamentos (ahora lo estamos viendo con el caso de las vacunas), las mascarillas tienen sus efectos secundarios. Pero los inconvenientes son muy pequeños en comparación con los beneficios aportados.
| Entre los efectos más visibles están las rojeces, erupciones cutáneas, una mayor deshidratación y alteraciones que influyen en la producción de sebo, acné, y en la obstrucción de los poros.
Resulta evidente que las mascarillas someten a la piel a una fricción más o menos prolongada, además de aumentar la temperatura en la zona facial. Entre los efectos más visibles están las rojeces, erupciones cutáneas, una mayor deshidratación y alteraciones que influyen en la producción de sebo, acné y en la obstrucción de los poros.
Para aminorar o eliminar estos impactos negativos sobre la piel, debemos ser muy rigurosos en los hábitos de limpieza facial, utilizando productos recomendados por el dermatólogo en función de las características de cada usuario. Y asegurar una adecuada hidratación que, junto a una dieta y un estilo de vida saludables, constituyen la mejor prevención para evitar el envejecimiento prematuro de la piel.