La piel exige un cuidado especial

El otoño, ahora recién estrenado, es, probablemente, la estación del año en que la piel precisa de mayores atenciones. Algunas vienen motivadas por la necesidad de corregir los excesos y descuidos en la protección solar, durante el descanso en las playas. En otras, se trata de restablecer las rutinas saludables, frecuentemente interrumpidas en unas vacaciones durante las cuales no es obligatorio respetar los horarios impuestos por el trabajo cotidiano. Finalmente, también es necesario atender a las exigencias impuestas por el propio cambio estacional y sus características, que influyen notablemente sobre la piel.

Tras el verano, resulta normal que la piel esté más reseca y muestre algunos daños ocasionados por la exposición solar, el cloro o el salado del agua del mar. La hidratación, siempre necesaria, resulta especialmente importante en esta parte del año. Ahora es muy recomendable la visita al dermatólogo, para establecer una estrategia de protección para todo el año y calibrar el alcance de las alteraciones que hubieran podido producirse como, por ejemplo, manchas o lesiones en la piel,

También ha que esforzarse por recuperar las rutinas perdidas, como una dieta saludable en horario regular, el ejercicio físico adecuado a las características de quienes lo practican, eliminar o, cuando menos, reducir el consumo de alcohol y tabaco y controlar el estrés.

El cuidado del pelo adquiere un especial protagonismo en otoño y debe ser confiado a un dermatólogo, para librarse de tratamientos y productos supuestamente milagrosos, perjudiciales para la salud y el bolsillo. La caída del cabello en esta época es complemente normal, pues se pasa de una fase de anclado a otra de caída. Pero debe ser vigilada, por si se trata del aviso de patologías actualmente al alza, como la alopecia androgénica o la femenina. Este diagnóstico únicamente puede ser eficaz si se encomienda a un especialista, en este caso el dermatólogo.