1 de marzo, ‘Día del Dr. Olavide’
1 marzo, 2019Una semana para revisar tus lunares sospechosos
3 abril, 2019El progresivo alargamiento de la vida está provocando una creciente atención a los problemas relacionados con la edad.
Las expectativas de vida en la mujer (que actualmente se sitúan ya en torno a los 80 años) han suscitado un mayor interés por situaciones específicas, como la menopausia.
La dermatología no es ajena a esta nueva actitud y, por ello, está redoblando esfuerzos para conseguir que, al igual que sucede con la vida, la piel mantenga su calidad sanitaria y estética frente al lógico impacto de los años.
Previamente, es necesario distinguir entre los cambios ocasionados por el envejecimiento cronológico, que comparten hombres y mujeres, y los que son atribuibles, específicamente, a la menopausia.
En esta etapa de la mujer climatérica, la piel es, con demasiada frecuencia, la gran olvidada.
Y ello, a pesar de que la influencia de la menopausia sobre este órgano es muy considerable, como veremos, muy sucintamente, a continuación.
- Debido a la progresiva disminución de las hormonas sexuales, la piel se vuelve más fina, seca, escamosa y menos elástica.
- Esta situación incentiva la aparición de eczemas, infecciones, arrugas y flacidez en los tejidos.
- También el recambio celular se hace más lento, lo que provoca que las células se mantengan más tiempo en la piel, favoreciendo la aparición de hiperplasias sebáceas en la cara.
- Otras repercusiones de la menopausia se centran en la pérdida de humedad en las mucosas, lo que favorece picores genitales y atrofia en la vagina, con la correspondiente dificultad para las relaciones sexuales.
- Por otra parte, el ciclo del cuero cabelludo se acorta, generando un pelo cada vez más fino y corto, con un cierto grado de alopecia.
Para afrontar esta situación, existe una gran variedad de medidas terapéuticas, aunque la eficacia real de muchas de ellas no está suficientemente demostrada todavía.
Por ello, vamos a referirnos únicamente a las más elementales, como la necesidad de la higiene, el baño o la ducha a diario, utilizando geles, jabones o syndet suaves y extragrasos, con una atención muy especial a la hidratación de la piel.
Para los cuidados sistémicos, como la terapia hormonal sustitutiva o el uso de vitaminas, es imprescindible la consulta al dermatólogo.
Y lo mismo ocurre con las medidas en las que se utilizan estrógenos, retinoides, vitamina C o afahidroxiácidos.
Siguiendo las indicaciones del dermatólogo, la menopausia puede ser conducida de forma que su impacto sea menor y alcance mayor la calidad en una etapa natural de la vida de la mujer.