Vida sana, piel sana
16 marzo, 2018Un 24% de la población piensa que estar bronceado es bueno para la salud
4 abril, 2018Los cambios de estación suponen una novedad para nuestra piel y es necesario adaptarla a la nueva situación. Esta adaptación debe tener más en cuenta las circunstancias climatológicas reales que las teóricas, pues sabemos que la inestabilidad atmosférica provoca alteraciones impropias de la estación. Y a ello debemos atenernos porque, como dice el dicho popular, “es lo que hay”.
El aumento de la temperatura, la disminución de la humedad y el posible aumento de la radiación solar (si se confirman las advertencias de los científicos sobre el cambio climático) tendrán también sus consecuencias sobre la piel, ya que las circunstancias mencionadas tenderán a favorecer el fotoenvejecimiento, dermatosis y procesos alérgicos.
Pero, mientras todo ello se produce, y ateniéndonos al patrón tradicional, la llegada de la primavera, debe ser aprovechada, en base a la mejora de las condiciones atmosféricas, para realizar ejercicios físicos al aire libre, que nos aporten una oxigenación muy beneficiosa para la piel. Con la práctica del ejercicio, se facilita la eliminación de toxinas a través del sudor. Y tendremos muy en cuenta la necesidad de una hidratación adecuada, para mantener la elasticidad y firmeza del órgano más extenso de nuestro cuerpo.
La llegada de una nueva estación es siempre un buen momento para una visita al dermatólogo quien, en función de las características concretas de nuestra piel, trazará la mejor estrategia de prevención y tratamiento. Ahora que el mejor tiempo impulsa a mostrar nuestra piel, debemos contribuir a embellecerla para sentirnos orgullosos de ella.