La salud no admite recortes
29 febrero, 2016Cuestionario sobre Dermatología Estética y Bienestar Emocional
2 marzo, 2016La tecnología se ha revelado como una herramienta muy efectiva y beneficiosa para la prevención, diagnóstico y tratamiento de las afecciones de la piel. Además, no deja de sorprendernos con nuevos avances, lo que abre, en la práctica, ámbitos de investigación impensables hasta hace muy pocos años.
Los jóvenes dermatólogos suelen adaptarse con facilidad a la aplicación de estas innovaciones tecnológicas, lo que está propiciando una rápida generalización de técnicas más precisas, rápidas e, incluso, de bajo coste. Entre los numerosos ejemplos que podrían aportarse, baste señalar, como botón de muestra, la ecografía cutánea, que se aplica ya en casi medio centenar de hospitales españoles.
Los dermatólogos veteranos se han visto obligados a una actualización en el ámbito de la tecnología que, por lo general, les ha supuesto notables sacrificios. No es lo mismo haber llegado al uso de razón en la época de Internet que en la de las cabinas telefónicas. Por espíritu de superación o por simple necesidad, la puesta al día tecnológica ha acabado imponiéndose, aunque con niveles de asimilación bastante variables.
Sin embargo, existe el riesgo evidente de sobrevalorar la tecnología, asignándole un protagonismo que suplante a la formación humana. No se debe olvidar que, por muy sofisticada y perfecta que sea la máquina, ha sido un ser humano quien la ha creado y quien la maneja. La experiencia acumulada por un buen dermatólogo es, cuando menos, tan valiosa como la más completa programación de una computadora.
Y es un tremendo error enfrentar ambas aportaciones porque lo adecuado es que sean complementarias.
Así que tan erróneo será el comportamiento de un dermatólogo veterano al ignorar las ventajas de la tecnología como el de un joven especialista si desprecia la experiencia acumulada a lo largo de muchos años de profesión.
La dermatología ganará mucho si ambos son capaces de aunar conocimientos y de colaborar estrechamente en su trabajo. Los pacientes lo agradecerán porque ellos son, en definitiva, los primeros beneficiarios.