El estrés, enemigo de la piel

Cada vez afloran con mayor intensidad los numerosos efectos colaterales que la pandemia ha provocado sobre amplios sectores de la población. Y uno de los más importantes reside en el notable incremento de los trastornos mentales y su correspondiente repercusión a nivel físico. Repercusión que, en el ámbito de la piel, se está revelando especialmente intensa.

La irrupción del Covid-19 supuso una modificación sustancial en los hábitos y costumbres de la población, circunstancia que, en muchas personas, vino a traducirse en la alteración de su equilibrio emocional. Los dermatólogos españoles han sido reconocidos como pioneros en el descubrimiento de secuelas y daños colaterales  de este virus. Una contribución que está siendo muy importante para la eficacia en su tratamiento.

En los últimos años se viene registrando un empeoramiento en los cuadros de estrés, que influye negativamente sobre el sistema inmune y contribuye , de forma notable, a incrementar y agravar afecciones de la piel. Algunas de estas influencias del estrés se aprecian, de forma significativa, en problemas relacionados con la caída del cabello o el acné, patologías donde también la imbricación psicológica resulta especialmente importante.

Para muchas personas, los prolongados confinamientos, la cancelación de las relaciones sociales o la brusca interrupción de su dinámica cotidiana se han traducido en desequilibrios que han derivado en  una ruptura en su sistema de vida. Algunas de ellas han reducido o eliminado algunas obligaciones fundamentales, como las revisiones periódicas o las visitas médicas, una dieta adecuada, la hidratación diaria o el ejercicio físico. Todos estos cambios influyen muy negativamente sobre la salud de nuestro cuerpo y también, lógicamente, sobre la piel, que es su órgano más extenso. Con el regreso progresivo a la normalidad, debemos recuperar, cuanto antes , los buenos hábitos perdidos y eliminar aquellos otros nocivos que podamos haber adquirido durante la pandemia. Seguro que nuestra piel, que guarda exacta memoria sobre nuestro comportamiento, lo agradecerá.