La piel en equilibrio
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8 agosto, 2017Hasta hace no muchos años, los tatuajes constituían una práctica exótica, reservada a grupos de vida aventurera, que habían decidido llevar esta marca de por vida, como testimonio gráfico de sus sueños o decepciones.
Pero hoy, el tatuaje es una moda compartida por personas de toda clase y condición social, que lo han elevado a la categoría de distintivo ornamental, en ocasiones inscrito, con todo merecimiento, en la esfera del arte.
Esta variedad social influye también en el hecho de que bastantes personas acaben comprendiendo que aquel amor, amistad o creencia que creían para toda la vida tenían fecha de caducidad más temprana.
Y el tatuaje que expresaba tan erróneas convicciones terminó derivando en una molesta reliquia de la que desean, fervientemente, deshacerse.
Para estas personas de cambiantes percepciones, el láser se ha convertido en una solución eficaz.
Pero, de la misma forma que la protección de la piel no puede encomendarse a cualquiera, sino a un especialista adecuado, lo mismo ocurre con la utilización del láser.
Porque una herramienta de precisión exige también un experto que asegure su eficacia y no derive en consecuencias inadecuadas y hasta peligrosas.
Los dermatólogos acumulan una dilatada experiencia en el manejo del láser y, por su condición de especialistas en el cuidado de la piel, son los profesionales mejor preparados para este cometido.
La consulta al especialista resulta muy conveniente para decidir, tanto la práctica de un tatuaje, como su eliminación. Porque ambas actividades tienen sus repercusiones sobre la piel, ya que pueden derivar en infecciones u otros problemas cutáneos.
Y es el dermatólogo quien está capacitado para detectar las complicaciones y aplicar el tratamiento más adecuado.
El control médico resulta imprescindible para estas intervenciones, que pueden tener variadas repercusiones sobre la piel.
Los contactos entre el Ministerio de Sanidad y la Academia de Dermatología, orientados hacia una regulación del uso del láser, parecen muy oportunos y esperamos fructifiquen en una efectiva protección de los consumidores.
Porque la piel es demasiado importante como para dejar ni un mínimo resquicio al riesgo de poner su cuidado en manos de personas sin la adecuada protección.