El efecto psicológico de la piel
17 septiembre, 2018En busca del alérgeno culpable
10 octubre, 2018Cuando la dermatóloga Cristina Galván volvió a visitar, hace ahora algo más de un año, la zona de Benga, en el distrito de Nkhotakota en Malawi, sus registros sobre personas atendidas le ‘lanzaron una voz de alerta’. Los casos de sarna se habían disparado. Los medios desplegados en aquella visita no revirtieron la tendencia, muy al contrario, el número de casos creció exponencialmente. No se trataba de un dato aislado, era una prueba de que esta enfermedad estaba descontrolada.
De la constatación de los datos, surgió la creación de Stop Sarna, un proyecto paralelo y asociado al proyecto dermatológico iniciado hace tres años en Malawi, y destinado a realizar una intervención de Screening y Tratamiento Masivo de la población para intentar controlar la epidemia.
La expectativa de vida en Malawi es de 51 años. Los niños mueren de malaria, infecciones respiratorias, sida. Esta última es la causa de que unos 400.000 niños se hayan quedado huérfanos antes de los 15 años. Sin embargo, el mayor problema sanitario no es el SIDA, sino la pobreza crónica que impide el acceso a alimentos y a las mínimas condiciones higiénico-sanitarias para evitar infecciones y tratarlas adecuadamente. SIDA y pobreza unidas hacen que las enfermedades dermatológicas crezcan desmesuradamente.
La Dra. Galván ha podido ver desde su primera visita a este país en 2015 cómo de necesaria es la ayuda dermatológica. Si ya en 2016, durante su segunda estancia, atendieron a unas 800 personas, en 2017 lograron llegar a 3.050 pacientes (1.100 pacientes en el primer viaje de ese año).
“Fue el verano pasado cuando vi que los casos de sarna habían aumentado y de afectar al 2% de los pacientes atendidos, se había pasado al 16%. Pusimos todos los medios para tratar al mayor número de casos y contactos posibles, dimos charlas en distintos colegios y centros sanitarios, una vez nos quedamos sin existencias, adquirimos todos los productos de tratamiento que pudimos encontrar en las farmacias del país. Hicimos todo lo que un clínico puede hacer. A pesar de lo cual, al volver seis meses después, en marzo, según nuestros registros, el 38% de la población atendida estaba afectada”, explica esta dermatóloga de la AEDV.
La sarna es una enfermedad provocada por el ácaro ‘Sarcoptes scabiei’ que escarba túneles y deposita sus huevos en la piel del hombre. Clínicamente, se traduce en irritación, erupción, intensísimo picor que impide conciliar el sueño y, si no se trata pronto, infección, pus y llagas por el constante rascado. Se disemina con mucha facilidad en lugares muy poblados y cuando las personas están en contacto estrecho o comparten cama, toallas o ropa. La sarna se cura fácilmente con una dosis de una única pastilla, ivermectina, o con una crema de permetrina. Sin embargo, allí donde los hospitales, médicos o fármacos no llegan, la falta de diagnóstico y tratamiento originan la permanencia y replicación del parásito en la piel y el mantenimiento del contagio a las personas de alrededor.
El problema, más allá de la incomodidad del picor, es que si no se trata puede ocasionar otras patologías como consecuencia de la infección mantenida. “La sarna es la primera causa de insuficiencia renal y cardiaca en los países en desarrollo”, explica Cristina Galván.
Ayuda para una enfermedad desatendida
Con sus registros en mano, los argumentos del riesgo de otras enfermedades y el conocimiento de que la sarna es una de las enfermedades declaradas como desatendidas por la OMS, la Dra. Galván contactó con las autoridades sanitarias del país y con el Ministerio de Sanidad español. Este último, a través de la Fundación Española para la Cooperación Internacional, Salud y Política Social (FCSAI), evaluó los datos recogidos por esta dermatóloga y le pareció establecer un convenio para intentar atajar el problema. Así se elaboró un proyecto para la realización de una intervención de screening y tratamiento masivo.
“Este tipo de trabajo es necesario para conocer el alcance real de la epidemia. Debe explorarse al total de la población diana, acudiendo a poblado tras poblado, casa tras casa, escuela tras escuela y aula tras aula. Se trata de un trabajo muy tedioso, pero consigue tratar a un número mucho más realista de pacientes y contactos para, no sólo curar a los afectados, sino también romper el círculo vicioso de infestación y reinfestación tras el tratamiento de un caso. Es también necesario para evitar el sesgo de detección indirecta, como la de las campañas previas, en las que se exploran y tratan sólo a los pacientes que acuden a vernos y a sus contactos. Y consigue un análisis de situación, imprescindible para obtener los permisos de la OMS para aplicar tratamiento”, aclara la Dra. Galván.
Finalmente, se firmaron dos convenios de colaboración con la Fundación Piel Sana de la AEDV, el primero, denominado ‘Mejora de la salud dermatológica en la zona de Benga, distrito de Nkhotakota, Malawi’ se estableció con FCSAI, y el segundo, con el laboratorio Martiderm.
El convenio del Ministerio de Sanidad, a través de FCASI, pone en valor el trabajo de los voluntarios y aporta un montante económico equivalente, destinado al desarrollo de Stop Sarna. “Tras la obtención de los permisos necesarios, por parte de las autoridades sanitarias de Malawi, buscamos la manera de poder dotar al personal local de los recursos necesarios para poder elaborar en Malawi las cremas y cápsulas necesarias para tratar la enfermedad. De esta forma, Stop Sarna podría hacer frente al presupuesto completo del proyecto, imposible de asumir con la compra y traslado de los medicamentos desde España, pero también generaríamos en la población local la autosuficiencia para el acceso a los medicamentos”, explica esta dermatóloga.
En este punto, se solicitó ayuda al laboratorio Martiderm. “Desde el primer momento se implicó a fondo con Stop Sarna y ha facilitado gratuitamente principios activos, aparataje y formación”. Dos de los voluntarios del proyecto recibieron, antes del viaje, la formación necesaria en las instalaciones de Martiderm Barcelona. El primer día de la primera campaña fueron estos voluntarios los que enseñaron al personal local y al resto de voluntarios la correcta elaboración de las cápsulas y de la crema. En el próximo viaje, previsto para este mes de octubre, Martiderm enviará al terreno dos de sus trabajadores para mantener la docencia con el personal local y hacer control de calidad en los métodos de elaboración.
Esta dermatóloga agradece especialmente que a este proyecto se unieran también Oriol Mitjà y Michael Marks, médicos especializados en enfermedades tropicales, el primero conocido por la identificación de un tratamiento más sencillo para la enfermedad del Pian, que puede llegar a eliminar la segunda enfermedad del planeta (hasta ahora solo se ha conseguido con la viruela), y el segundo, involucrado en importantes intervenciones en Ghana y las Islas Solomon.
Tampoco olvida dar las gracias a otros laboratorios que la han ayudado casi desde el primer viaje a Malawi como son Cantabria Labs, Pierre Fabre, Avène, y La Roche-Posay.
Búsqueda de nuevos voluntarios
El próximo 12 de octubre la Dra. Galván junto con otras 13 personas (dermatólogos, residentes, enfermeros y personal de Martiderm) viajarán de nuevo a Benga para encontrarse allí con 18 sanitarios y traductores locales contratados para continuar con Stop Sarna.
“La intervención ha seleccionado a 30.000 personas a las que se explorará en tres ocasiones, tras la primera de junio de 2018, viajamos ahora, tres meses más tarde y seis meses después volveremos para la evaluación del impacto de la intervención. Con los datos obtenidos y en función de los resultados, se podrá extender la ayuda al resto de la población diana, 210.000 habitantes, e incluso a poblaciones vecinas”, explica Cristina Galván.
Esta dermatóloga también lanza una llamada de atención para la siguiente fase, prevista para el mes de abril de 2019, porque “necesitamos dermatólogos y residentes de últimos años, dinámicos, solidarios y con curiosidad por conocer las ‘otras dermatologías’ para poder hacer frente a este nuevo reto”, afirma. Por este motivo, pide a quienes estén interesados que se pongan en contacto con ella a través del correo fundacionpielsana@aev.es