Hablar ahora, es muy importante
4 noviembre, 2020Enhorabuena a los ganadores del Concurso de Cuentos Lunares
5 noviembre, 2020La pandemia por coronavirus además de dejar miles de afectados y muertes está arrasando con otro tipo de enfermedades, las más vulnerables, de las que no se suele hablar, casi todas ellas están ubicadas en países en desarrollo, sin recursos ni altavoz para tratar problemas que tienen cura, pero que sin un tratamiento adecuado acarrean discapacidad y muerte.
Una de estas enfermedades casi olvidadas es la sarna, causada por el ácaro ‘Sarcoptes scabiei’ y que genera irritación, erupción, intensísimo picor que impide conciliar el sueño y, si no se trata, da lugar a infección, pus y llagas por el constante rascado.
Entre 2017 y 2018, la Dra. Cristina Galván y un equipo de estudiantes de medicina y dermatólogos detectaron, mientras estaban llevando a cabo un proyecto de ayuda en Malawi, una epidemia de sarna en este país.
A pesar de que se cura fácilmente, con una dosis única de ivermectina en pastilla o en crema, la falta de un diagnóstico y tratamiento da lugar a que el parásito permanezca en el organismo y se transmita fácilmente de una persona a otra. Además, del picor o las molestias, si no se administra tratamiento, se pueden desarrollar patologías como insuficiencia renal y cardiaca. De hecho, la sarna es la primera causa de estos problemas en los países en desarrollo.
Por este motivo, la Fundación AEDV Piel Sana se involucró en el proyecto Stop Sarna, que puso en marcha la Dra. Galván, al que se unió la empresa Martiderm. Este mes acaban de renovar su convenio de colaboración en este y otro proyecto de dermatología solidaria.
Desde su creación, el proyecto Stop Sarna ha llevado tratamiento a 45.000 personas de un área específica de Malawi, lo que ha logrado reducir la prevalencia de sarna del 17,2% al 2,4% en la última campaña.
Estos tratamientos han sido producidos localmente gracias a los materiales aportados por Martiderm, que se ha hecho responsable de la producción local y de su distribución, además de ofrecer apoyo a las expediciones de dermatólogos coordinados por la Dra. Galván y que han dado cobertura a más de 10 centros de salud en las zonas de Benga, Likuni y Mchinji (Malawi).
Está previsto ampliar el tratamiento a los 230.000 habitantes y ofrecer una asistencia médica continuada, a través de teledermatología y próximamente telemicrobiología cuando no hay dermatólogos españoles en el terreno. En la medida en que la pandemia por coronavirus lo permita, se seguirán llevando a cabo 2 expediciones anuales.
Protección para la piel albina
El segundo proyecto al que se le dará continuidad a través de este convenio es el proyecto Ditunga de prevención del cáncer de piel en albinos.
Los albinos no fabrican tirosinasa y, por tanto, no producen melanina, por lo que su piel se daña excesivamente con la radiación solar y, como en países con pocos recursos no se les ofrece ni formación ni recursos específicos para su fotoprotección, muchos de ellos mueren por cáncer de piel.
Esta iniciativa se centra en ofrecer atención médica y soluciones dermatológicas específicas a personas albinas en el territorio de Ngandanjika, al sur de la República Democrática del Congo.
La Fundación AEDV Piel Sana y Martiderm renuevan su colaboración para poder seguir desarrollando este proyecto tan necesario.