Control multidisciplinar de la psoriasis
16 enero, 2025Afortunadamente, las campañas de concienciación general han conseguido que la mayoría de la población sea hoy consciente de la necesidad de proteger la piel frente al sol en las playas durante los meses de verano.
Sin embargo, el convencimiento de la necesidad de proteger la piel frente al frío durante los meses de invierno está bastante menos extendido. Aunque, durante este periodo, el órgano más extenso de nuestro cuerpo ( y también el más expuesto a los cambios en el exterior) precisa, inexorablemente, de unos cuidados imprescindibles para asegurar su bienestar.
La hidratación de la piel en invierno viene a ser tan necesaria como las cremas solares para evitar los impactos nocivos del sol en verano. Durante la estación en la que ahora vivimos, el frío debilita el manto hidrolipídico (compuesto de agua y grasa) que, en la práctica, funciona como una barrera protectora de la piel. Esta circunstancia favorece la deshidratación y suele provocar picores, rojeces o sensación de tirantez, síntomas que se acentúa en las personas con piel seca. Este tipo de pacientes, afectados de xerosis, deben extremar los cuidados de su piel mientras dure el frío.
Las calefacciones protegen del efecto de las bajas temperaturas, pero también contribuyen a resecar la piel. Hay que subrayar, por otra parte, que el frío extremo puede provocar lesiones similares a las quemaduras por exposición solar en verano, Por ello, en esta época, resulta imprescindible el uso de prendas de abrigo (guantes, bufandas…) para resguardar las partes más sensibles y expuestas del cuerpo, como rostro, manos o cuello.
Aparte de la visita periódica al dermatólogo, que proporcionará la estrategia más eficaz para el cuidado de la piel ante las agresiones propias de la estación, esta época es la ideal para someterse a tratamientos relacionados con la estética de la piel, ya que la menor exposición solar facilita una mejor recuperación.