Dermatología y medios de comunicación social
12 diciembre, 2024Forma ya parte de la tradición el hecho de que, al final del año, se haga balance y examen del comportamiento desarrollado en los anteriores doce meses. Se trata, en principio, de corregir lo que se hizo mal y de apuntalar, en la medida de lo posible, las acciones de las que, en los momentos de reflexión, estamos orgullosos.
Esta dinámica se complementa con la elaboración de proyectos para que, partiendo de la experiencia acumulada, el futuro pueda ser mejor, Generalmente, el mayor error en la articulación de dichos proyectos reside en pretender que éstos sean tan amplios y perfectos que, en la práctica, resultan imposibles de cumplir.
Por ello, en lo que respecta a la piel, es recomendable que el examen y los proyectos de futuro sean elementales. Es mejor partir de objetivos humildes y asequibles y, una vez alcanzados, ir trazando, poco a poco, nuevas metas. La experiencia dice que, cuando se aspira de entrada a lo perfecto, lo normal es que el esfuerzo decaiga y se abandone, cuando aparece el desánimo.
Así, en el examen del cuidado de la piel, resulta conveniente fijarse en aspectos como la hidratación diaria, la vigilancia estricta de cualquier alteración y, sobre todo, la consulta al dermatólogo, si surge la mínima sospecha. La visita periódica al especialista resulta sumamente recomendable, ya que facilita la adopción de la estrategia más eficaz para conseguir una piel bella y saludable.
Respecto a los proyectos, bastaría, si se han cumplido anteriormente los requisitos básicos, con seguir aplicándolos a rajatabla y, si es posible, ir ampliándolos progresivamente a otros aspectos. Para ello, resulta imprescindible la visita al dermatólogo, que es el especialista adecuado para fijar las directrices más correctas, en función de las características de cada piel. De esta forma, se logrará mejorar realmente el cuidado de la piel en el nuevo año.