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17 diciembre, 2020Ya estamos asumiendo que las celebraciones navideñas de este año poco tendrán que ver con las fiestas a las que nos habíamos acostumbrado.
Si, como ciudadanos responsables, seguimos las recomendaciones oficiales, tendremos que prescindir, en primer lugar, del carácter multitudinario tradicional. Y reducir drásticamente el número de comensales, así como la expresión de abrazos y otras manifestaciones que impliquen la cercanía o el contacto físico.
También habrá que seleccionar cuidadosamente a los invitados, teniendo en cuenta, además del parentesco y los afectos, otras circunstancias convertidas en fundamentales, como la edad, el estado sanitario de los asistentes y los factores de riesgo y de comportamiento frente al virus que les acompañan.
La calidez ambiental y afectiva, característica de estas fechas, se verá afectada por la exigencia de ventilación y por la prohibición de compartir brindis, cubiertos y besos.
| Las celebraciones navideñas siempre han sido una época de riesgo para la piel.
Se tiende a los excesos en la alimentación y en el consumo de tabaco y alcohol. También se descontrolan horarios y se roban horas necesarias al sueño. Asimismo suelen olvidarse o relajarse hábitos saludables, como la práctica de ejercicio físico o una hidratación regular.
Es cierto que las medidas de control establecidas pueden minimizar algunos de los peligros mencionados, pero sólo entre personas responsables.
En contrapartida, existe un riesgo de infección vírica, que puede llegar a ser mortal.
De modo que, en estas Navidades tan diferentes, la llamada a la prevención y al cuidado se hace, más que necesaria, imprescindible.