La piel en el nuevo otoño

Aunque a muchas personas los días, en esta nueva situación, les parezcan iguales, lo cierto es que el curso de las estaciones permanece inalterable, ajeno a nuestras particulares cuitas.

Y ahora llega el otoño, cuando la piel requiere unos cuidados especiales, que no deben ser olvidados. Ni la desidia ni el abatimiento constituyen excusas aceptables porque es, precisamente en momentos difíciles, cuando se evalúa la capacidad de resistencia de los seres humanos.

Una cualidad imprescindible, ya que la vida se parece mucho a una carrera de obstáculos.

Quien se olvida de su protección, está dando bazas a los peligrosos enemigos que acechan para deteriorar su calidad de vida.

Así que, en esta estación recién estrenada, debemos recordar, como cada otoño, la necesidad de reparar los daños ocasionados por una exposición solar inapropiada durante el verano.

Sobre todo este año, en el que la piel ha sufrido el contraste entre un largo confinamiento domiciliario y una salida en la que, posiblemente, se hayan descuidado, por falta de costumbre, las necesarias precauciones.

El otoño es también la época del ciclo de caída, lo que hace necesario un fortalecimiento del pelo.

Para esta función, la industria responsable ha desarrollado productos eficaces, que deben ser aconsejados previo estudio por el dermatólogo.

Hay que rechazar el uso de productos que únicamente son milagrosos en la propaganda que los desaprensivos, sin base científica alguna, hacen de ellos.

En la estación otoñal, no se debe olvidar que la fotoprotección sigue siendo necesaria y que es necesario cuidar la piel frente a nuevos elementos agresores, como el viento y el frío.

Es una época ideal para consolidar hábitos saludables, como una dieta rica en frutas y vegetales, y eliminar o, al menos reducir los nocivos, como el consumo de alcohol o  tabaco.

Y, sobre todo, no descuidar la hidratación de la piel, estableciendo una rutina de dos veces al día.