La dermatología y su entorno
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20 octubre, 2017En una sociedad donde el culto a la imagen física ha adquirido un notable protagonismo, el cuidado del cabello adquiere una relevancia especial.
Y, al llegar el otoño, son muchas personas las que se muestran preocupadas al observar como aumenta la caída de pelo, acudiendo a una amplia gama de remedios (la mayoría ineficaces, cuando no claramente perjudiciales) para resolver este supuesto problema.
Subrayamos el adjetivo “supuesto” porque, en un gran número de casos, la caída de cabello en otoño es un fenómeno completamente normal.
En esta estación, el pelo pasa de la fase denominada anagen (anclado) a la de telogen (caída), lo que no implica patología alguna.
Algo muy distinto es la alopecia androgénica, cuyo origen se encuentra en la sensibilidad de ciertas zonas del cuero cabelludo a las hormonas locales. Para combatir esta patología, existen tratamientos con aval científico y sobre los que la investigación ha proporcionado interesantes avances en los últimos años.
Lo que sí queremos resaltar en este breve artículo es la advertencia de que el dermatólogo es el especialista adecuado para proporcionar un diagnóstico fiable, punto de partida imprescindible para aplicar un tratamiento eficaz.
Los crecepelos milagrosos han sido (y para los desinformados e incautos siguen siendo) el prototipo de las estafas pseudocientíficas. Si se consulta internet, podrán encontrarse los remedios más variopintos, algunos dignos de figurar en las antologías del disparate.
También existen negocios montados por desaprensivos, que abusan de la angustia de quienes buscan una rápida solución a la caída de su cabello que, en ocasiones, como hemos apuntado antes, es tan sólo de la consecuencia de un ciclo natural.
La pérdida de pelo también puede verse influenciada por motivos emocionales, estrés físico, incluso por una dieta severa en exceso.
También estas influencias favorecen la proliferación de remedios pseudocientíficos con intereses netamente lucrativos.
Para salir de dudas y beneficiarse de un tratamiento eficaz, lo único fiable es acudir al dermatólogo.
Lo contrario es exponerse, sencillamente, a una tomadura de pelo.