Igor Vázquez Osorio, Sara García Rodiño, Marta Rodríguez Rodríguez, Manuel Ginarte Val, Hugo Vázquez Veiga. Departamento de Dermatología, Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.
Una úlcera vascular es cualquier pérdida de la integridad de la piel que provoca una alteración en su estructura anatómica y en su función, y que es debida a un proceso patológico de origen vascular. Afectan al 2% de la población con un elevado índice de recidivas. Son lesiones dolorosas, de evolución crónica, que afectan, sobre todo, a los miembros inferiores y que presentan una escasa tendencia a la curación espontánea. Por todo ello suponen un importante problema de salud, con destacadas repercusiones socioeconómicas y sanitarias, alterando la calidad de vida del paciente.
Las úlceras vasculares se pueden clasificar según su etiología en:
Debidas a la hipertensión venosa producida por la incompetencia en el sistema venoso superficial y/o profundo (Fig. 1). Suponen el 60-80% del total, siendo más frecuentes en mujeres (relación mujer/varón de 3-1). Su incidencia es mucho mayor a partir de los 65 años de edad.
Secundarias a un déficit de aporte sanguíneo (isquemia) en la extremidad afecta, debido a una arteriopatía generalmente crónica (Fig. 2). Suponen un 10-25% del total, afectando mayoritariamente a varones mayores de 45 años.
Aquellas que combinan características tanto de las úlceras venosas como de las arteriales. Suponen un 25% del total.
La población susceptible de padecer úlceras vasculares tiene unas características muy definidas:
Las características que permiten distinguir las úlceras venosas y arteriales son:
VENOSAS | ARTERIALES |
Supramaleolares, cara lateral de piernas |
Prominencias óseas, zonas de fricción, dedos
|
Unilaterales (tendencia a confluir) | Bilaterales |
Superficiales | Profundas |
Fondo fibrinoso/Tejido de granulación rojo intenso | Costra necrótica/Fondo gris amarillento no sangrante |
Bordes irregulares, algo elevados | Bordes regulares y afilados |
Piel circundante: rojiza, brillante, caliente | Piel circundante: pálida, seca, fría, sin anejos |
Pulsos presentes | Pulsos ausentes |
Exudado abundante | Exudado escaso |
Dolor moderado que alivia con elevación | Dolor intenso que aumenta con la elevación |
Varicosidades, eczema perilesional, prurito | Atrofia muscular, uñas engrosadas, claudicación |
Las úlceras vasculares se diagnostican fundamentalmente a través de sus características clínicas, teniendo en cuenta los antecedentes personales de los pacientes. En determinados casos puede estar indicada la realización de alguna prueba complementaria que nos ayude a confirmar el diagnóstico, como son la ecografía-doppler (venosa y arterial), la angioresonancia magnética, la flebografía o la arteriografía. Una vez realizado el diagnóstico el paciente debe ser derivado al especialista oportuno (dermatólogo, cirujano vascular) para su correcto tratamiento.
El paciente debe adoptar una serie de medidas para prevenir la aparición de nuevas úlceras y, por tanto, mejorar su calidad de vida.
Aseo diario; baños alternando agua fría y caliente; mantener una dieta adecuada con reducción de la sal; evitar temperaturas elevadas; no estar de pie o sentado más de 1 hora; mantener las piernas elevadas; práctica diaria de ejercicio físico adecuado a cada paciente; evitar estreñimiento; hidratación diaria de la piel; no usar ropa ajustada que dificulte la circulación venosa; uso de medias elásticas durante el día.
Control de las patologías asociadas; no fumar; dieta equilibrada con aumento de proteínas y vitamina C; ejercicio físico diario (caminar); inspeccionar diariamente los pies; mantener calientes los miembros inferiores, evitando fuentes directas y extremas de calor; higiene adecuada de los pies; no andar descalzos ni usar calzado apretado o demasiado grande; cuidado de las uñas; no usar prendas ajustadas de cintura hacia abajo; acudir a un centro sanitario si dolor al caminar o aparición de lesiones.
En primer lugar es fundamental establecer el tipo de úlcera vascular a la que nos enfrentamos, ya que el tratamiento variará. Por lo general suele ser prolongado y en muchos casos es difícil apreciar su evolución. No existe un tratamiento único y efectivo para la cura de una úlcera vascular, y siempre debe de ir acompañado de la corrección de la patología de base y la prevención de los factores de riesgo.
Se debe realizar una cura local de la úlcera cada 24-48 horas siguiendo una serie de pasos:
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