Helena Collgros, Maribel Iglesias. Servicio de Dermatología, Hospital Universitari Sagrat Cor (Barcelona)
La alopecia androgenética o calvicie común es la pérdida del cabello que se considera fisiológica en los hombres a partir de cierta edad, siendo más rara en las mujeres. Este tipo de alopecia es la causa más frecuente de caída de pelo, afectando al 80% de los hombres a los 90 años, al 35% de las mujeres en edad fértil y al 50% de las mujeres menopáusicas. Su herencia es poligénica (se han implicado genes diferentes) y se produce por la acción de los andrógenos en personas predispuestas genéticamente.
Se manifiesta como la pérdida progresiva de pelo de la cabeza en las zonas frontotemporal (delantera y lateral) y occipital (trasera), siendo este sustituido por pelo velloso más fino, dejando finalmente zonas de calvicie sin pelo.
Para entender las alopecias es preciso conocer primero las etapas del crecimiento del pelo, los tipos de pelos y los factores que afectan a su crecimiento.
Tipo 1: Pérdida mínima de pelo.
Tipo 2: Pérdida de pelo con pequeñas recesiones en el área frontotemporal del cuero cabelludo (“entradas”).
Tipo 3: Afectación más intensa del área frontotemporal. Las áreas afectadas carecen o están cubiertas con escaso pelo.
Tipo 3 vértice: Afecta a la parte posterior de la cabeza (“coronilla”) con una línea de recesión muy limitada en el área frontotemporal.
Tipo 4: Forma más extensa de la Tipo 3, con escaso o ningún pelo en la parte superior de la cabeza.
Tipo 5: La “coronilla” está todavía separada de la zona frontotemporal.
Tipo 6: La calvicie de la “coronilla” se junta con la de la zona frontotemporal, convirtiéndose en una sola zona de calvicie que ocupa la parte superior del cuero cabelluduo.
Tipo 7: Es la forma más severa, quedando solamente una franja de cabello con forma de herradura, extendiéndose desde la oreja hasta la parte posterior del cuero cabelludo.
– En los hombres, la calvicie puede empezar en cualquier momento después de la pubertad.
Comienza con un retraso de la línea de implantación frontotemporal (traslado hacia detrás de la línea en la frente a partir de la cual nace el pelo, dando lugar a las denominadas “entradas”), afectándose posteriormente la zona biparietal (zona central superior del cuero cabelludo) y el vértex (“coronilla”).
Para determinar el grado de alopecia se utilizaba inicialmente la escala de Hamilton, que fue modificada a la actual escala de Norwood (Figura 1). Se clasifica la pérdida de cabello en 7 tipos e incluye la variante “A”, que es menos frecuente.
– En las mujeres es mucho más infrecuente, y cuando aparece suele hacerlo después de la menopausia, cuando se pierde el “efecto protector” de los estrógenos. Su curso es similar al de la alopecia en los hombres, pero su localización es diferente, afectando a la zona central del cuero cabelludo y respetando la línea de implantación del cabello a nivel frontotemporal. Su causa más frecuente es el predominio de los andrógenos frente a las hormonas femeninas. Para evaluar su estado y progresión se utiliza la escala de Ludwig (Figura 2).
Si en una mujer la alopecia se presenta de forma brusca, o sigue un patrón masculino, acompañada de otras manifestaciones de aumento de andrógenos (crecimiento de vello, acné, etc.) debemos descartar un aumento de producción de andrógenos por un trastorno o tumor de las glándulas suprarrenales u ovárico.
En su desarrollo intervienen diversos factores genéticos, hormonales, metabólicos y locales. La herencia es poligénica (hay diversos genes implicados), y el factor hormonal más importante son los andrógenos.
Por una sensibilidad exagerada de los folículos pilosos a la estimulación de las hormonas androgénicas. Se produce una reducción y regresión progresiva de los folículos de pelo terminal a folículos vellosos, más finos y débiles. Para comprender la influencia de las hormonas sexuales en el cabello es preciso hablar primero de los andrógenos:
Los hombres producen andrógenos en los testículos (testosterona) y en las glándulas suprarrenales (dehidroepiandrosterona). La mujeres los producen en los ovarios y en las glándulas suprarrenales. La testosterona se convierte en su forma más activa, la 5-alfa-dihidrotestosterona (5-α-DHT), por acción de la enzima 5-alfa-reductasa. En personas predispuestas genéticamente, o con especial sensibilidad a los andrógenos, con aumento de andrógenos por patología hormonal, o con otras características predisponentes, se produce una acumulación de 5-α-DHT en el interior de los folículos pilosos, que inhibe su metabolismo e induce el paso de pelo terminal a velloso. Esto ocurre en las zonas donde los folículos son sensibles al efecto de la 5-α-DHT, siendo más frecuentemente en los hombres la zona frontoparietal y vértex, y en las mujeres en la zona central (Figura 3).
Aunque no existe tratamiento totalmente efectivo, disponemos de fármacos para frenar la progresión de la alopecia y otros para aumentar el crecimiento del pelo terminal. Los fármacos más empleados para el tratamiento de la alopecia androgenética son el minoxidil y el finasteride (inhibidor de la 5-α-reductasa tipo 2). Recientemente se está empleando dutasteride, un antiandrógeno periférico que actúa impidiendo la acción del enzima 5-α-reductasa tipos 1 y 2, aunque todavía no está autorizado su uso en la alopecia androgenética.
En casos avanzados o cuando el tratamiento médico no es eficaz, el autotrasplante de cabello ofrece buenos resultados.
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