González-Fernández D., Valdés-Pineda F.J., González-Lara L. Servicio de Dermatología. Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo).
La hidrosadenitis supurativa, también conocida popularmente como “golondrinos” es una enfermedad inflamatoria crónica que suele comenzar durante la pubertad. Afecta principalmente a mujeres y la clínica consiste en la aparición de abscesos recurrentes, tractos sinuosos y cicatrices (Figura 1 y 2). La inflamación aparece en: axilas, ingles, región perianal y perineal, mamaria y submamaria, nalgas y región púbica, debido a que en estas zonas existe un determinado tipo de glándulas sudoríparas, las glándulas apocrinas. Se estima que afecta aproximadamente a un 4 % de la población. La causa de esta entidad aún es desconocida, se sospecha la existencia de un componente genético con probable influencia hormonal. Se considera que existe una alteración del epitelio del folículo piloso, que provoca la oclusión del mismo en territorios de glándulas apocrinas. La colonización por determinadas bacterias se considera secundaria. Es una enfermedad muy debilitante, tanto física como psíquicamente, por lo que es conveniente tratarla. El mal olor que puede llegar a producir las lesiones es capaz de llevar al aislamiento social y a la depresión del paciente. Es una de las enfermedades dermatológicas que más afectan a la calidad de vida.
Como dijimos anteriormente la causa de la enfermedad aún es desconocida pero existen determinados factores predisponentes sobre los que no se puede actuar y otros desencadenantes que conviene evitar.
Se postula una transmisión genética autosómica dominante, es decir para que esta característica heredable se exprese basta con que el descendiente reciba el gen de uno solo de sus progenitores.
Hormonas sexuales, principalmente el exceso de andrógenos, las hormonas sexuales masculinas, aunque las glándulas apocrinas no son sensibles a estas hormonas. Las mujeres suelen presentar brotes antes de la menstruación y después de los embarazos, y la enfermedad suele remitir durante el embarazo y después de la menopausia.
La hidrosadenitis puede aparecer como enfermedad única o asociada con otras enfermedades con lo que la repercusión sobre la calidad de vida del paciente es mucho mayor. Estas otras patologías que pueden acompañar con más frecuencia a la hidrosadenitis serían:
Forma severa de acné severo que afecta al pecho, espalda y nalgas con comedones y nódulos purulentos.
Proceso similar al anterior que afecta al cuero cabelludo y puede causar alopecia.
El diagnóstico de la hidrosadenitis es principalmente clínico. No existe ninguna prueba específica de diagnóstico ni lesiones patognomónicas. Los criterios diagnósticos son amplios y habitualmente incluyen: cicatrización, el carácter recurrente del cuadro y la presentación multifocal en axilas, región submamaria e ingles.
En cuanto al tratamiento se han ensayado múltiples opciones terapéuticas, desgraciadamente ninguna de ellas ha demostrado una eficacia superior al resto lo que convierte en muchas ocasiones a la hidrosadenitis supurativa en un reto para el dermatólogo.
Encaminadas principalmente a mantener la higiene de la zona y a reducir la carga bacteriana. Su beneficio es limitado, aunque es recomendable utilizarlas de forma habitual para reducir en los síntomas acompañantes.
Se han ensayado tratamientos con antibióticos tópicos como la clindamicina.
Los tratamientos más utilizados son los corticoides intralesionales con los que se puede obtener un beneficio, aunque éste es habitualmente transitorio.
El tratamiento con isotretinoína puede ser realizado durante semanas o meses, no existen pautas estandarizadas de tratamiento con isotretinoína, pero en general se pueden usar las mismas pautas que para el acné vulgar. El etretinato y el acitretino se han mostrado más efectivos que la isotretinoina.
El tratamiento con antibióticos es uno de los más utilizados. Sin embargo, una vez suspendido el antibiótico, el brote es prácticamente inevitable. Aunque los antibióticos no son curativos pueden disminuir las secreciones, el olor y el dolor. Se han utilizado las tetraciclinas y la combinación de rifampicina con clindamicina.
Otra opción de tratamiento sería el uso de acetato de ciproterona asociado a etinilestradiol.
El tratamiento con corticoterapia sistémica suele ser de gran efectividad, aunque bien es cierto que los beneficios suelen ser transitorios.
La ciclosporina ha mostrado buenos resultados con dosis entre 3 y 6 mg/kg/día. El problema que presenta la ciclosporina son los efectos secundarios potenciales a largo plazo. En cambio, para la azatioprina los resultados no son tan buenos.
Cada vez están siendo publicados un mayor número de casos de hidrosadenitis supurativa tratados con fármacos antifactor de necrosis tumoral alfa, como infliximab y etanercept.
En caso de enfermedad grave, la cirugía con escisión radical puede constituir la única opción. Los factores que pueden aumentar las tasas de recurrencia en la cirugía serían obesidad, extirpación insuficiente, intensa maceración e infección crónica de la piel.
Las distintas modalidades quirúrgicas empleadas han sido:
Era una de las formas más utilizadas antiguamente, pero en la actualidad se ha visto que a pesar de que controla los síntomas agudos y causa poca morbilidad presenta una gran tasa de recurrencias.
Presenta unas ventajas y desventajas similares a la técnica de escisión local y drenaje.
En cuanto a la escisión radical, hay que tener en cuenta que no sólo es importante la extensión de piel extirpada en superficie, sino también en profundidad.
Este tratamiento es considerado de elección en muchas ocasiones, a veces seguido de injerto libre de piel.
Puede presentar el problema añadido de la difícil cicatrización de los tejidos.
Puede considerarse una alternativa para casos localizados.
Recibirás las últimas noticias de Fundación Piel Sana
Recibirás las últimas noticias de Fundación Piel Sana