Es es un motivo muy frecuente de consulta y en ocasiones causa de ansiedad y de afectación de la calidad de vida. Puede deberse a causas genéticas, enfermedades, o incluso a alteraciones metabólicas frecuentes en los últimos años por los cambios en la alimentación.
La alopecia y las alteraciones del cabello son motivo de consulta muy frecuente. En ocasiones no es más que un fenómeno banal como es el recambio folicular de otoño o primavera, pero también puede ser la primera manifestación de una enfermedad grave (hipotiroidismo, lupus eritematoso, etc.), un déficit nutricional (enfermedad inflamatoria intestinal, déficit de zinc…) o incluso un síndrome genético.
“No podemos saberlo con exactitud pero sí parece que al existir tantas alteraciones endocrinas y metabólicas en los niños en relación con su nutrición es probable que el cabello también experimente cambios”, explica la Dra. Gloria Garnacho. También cada vez son más los nuevos tratamientos que se introducen para intentar combatir el cáncer en la infancia y la mayoría ocasiona la caída del cabello. Por último, los cambios hormonales de la adolescencia suelen acompañarse de alteraciones del pelo como por el ejemplo el síndrome SAHA (seborrea, acné, hirsutismo y alopecia), cuya causa más frecuente es el síndrome de ovario poloquísticoen el caso femenino.
“Cualquier niño desde el nacimiento hasta la adolescencia puede presentar una enfermedad del cabello. Pero generalmente cada tipo de alopecia es más típica de un grupo de edad determinado. En los bebés o niños pequeños, las enfermedades más frecuentes del cabello son la Alopecia Occipital del recién nacido, la triangular o las displasias pilosas; en la infancia tardía y la adolescencia son frecuentes los efluvios anágenos y telógenos, la alopecia areata, la androgenética, las infecciones (tiñas inflamatorias), los traumatismos y tumores o la tricotilomanía”, cuenta la dermatóloga.
Las alopecias se dividen en cicatriciales o no cicatriciales: en las primeras existe una destrucción folicular y por tanto serán permanentes y no reversibles, mientras que las segundas son reversibles.
También las podemos clasificar según los mecanismos responsables: están las congénitas (displasias pilosas), efluvios anágenos y telógenos, areata, cicatriciales y androgenéticas. Estas son las más frecuentes:
– Displasias pilosas con fragilidad capilar. Ocasionan alopecia difusa o localizada.
– Displasias pilosas sin fragilidad capilar. No ocasionan alopecia.
Salvo en las alopecias cicatriciales (liquen plano pilar, foliculitis decalvante…) y en las alopecias congénitas (displasias pilosas, atriquias e hipotricosis) en el resto de los casos es posible la curación. Sin embargo existen casos muy difíciles de tratar.
Por las Dras. Eulalia Baselga, Jefa de la Unidad de Dermatología Pediátrica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, y Gloria Garnacho, responsable de la Unidad Pediátrica del H.U. Reina Sofía de Córdoba; ambas son miembros de la Junta Directiva de la AEDV.
El dermatólogo es el principal médico especialista de la piel, pelo y mucosas, así como el más indicado para aportar soluciones eficaces a la piel envejecida.
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